Ya sabe usted, Hipólito no tiene ideas, sino ocurrencias. Por ahí algún empresario le debió haber hablado al oído para asociarse con el negocio de los parquímetros e Hipólito, que ya sabe para qué sirve una presidencia municipal, lanzó el anzuelo a ver si alguien lo pescaba. Ya se veía el Dr. en Ciencias Sociales recibiendo muy cómodo en su cubículo del CIESAS sus regalías por el negocio que pensaba emprender.
Hipólito Rodríguez es como las moscas de un restaurante, esas que a cada rato andamos espantando, que no dejamos que se posen en la comida; pero si nos descuidamos, la mosca es capaz de dejar su cagada en el pan, en la sopa y luego se retira; satisfecho por habernos hecho una mala acción.