Para ello deberían entregar una credencial de elector, un comprobante de domicilio y una factura del celular. Como no tenían factura de celular, entonces debían depositar mil 900 pesos para el trámite. Después la misma persona les habló para decirles que Banco Azteca iba a donarles otros 10 mil pesos, pero que debían depositar 2 mil pesos más.
Por supuesto todo era una estafa; los estafadores vieron lo fácil que fue que depositaran los primeros mil 900 que les pidieron otros 2 mil pesos más. Y les pudieron haber seguido pidiendo, sólo que seguramente la ingenuidad de las víctimas los conmovió. Es obvio que Monterrey no tiene una “secretaría de gobernación”; es obvio que Ricardo Salinas Pliego no es rico por andar reglando dinero.