El Ejecutivo federal seguro leyó el evangelio de Mateo, sobre todo en el capítulo 9, en su versículo 7, ahí el Gran Maestro dijo: «Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces los odres se revientan, el vino se derrama y los odres se pierden; sino que se echa vino nuevo en odres nuevos, y ambos se conservan». El presidente Andrés Manuel López Obrador, seguido cita este texto bíblico, sin embargo, comenzamos a dudar que lo lleve a la práctica. La mal llamada Reforma Educativa del gobierno de Peña Nieto, como un odre viejo, debió ser desechada junto con todos aquellos planes y programas que no contribuían al avance y buen desarrollo de la educación en nuestro país.
Sin embargo, el nuevo plan educativo de la 4T, como un odre nuevo, ha sido llenado precisamente con planes y programas de la anterior mal llamada Reforma Educativa y, en muchos casos, los actuales han resultados inoperantes y fallidos. Tenemos el caso de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros, mejor conocido como USICAM, su funcionamiento deja mucho que desear y la promoción vertical u horizontal dejó fuera a aquellos docentes que tiene pocas horas a pesar de contar con suficiente antigüedad.
Es cierto que muchas funciones se le arrebataron al SNTE, como la entrega de préstamos con hojas verdes o rojas, ahora éstas se entregan con un concurso organizado por el propio ISSSTE, no obstante, debido a la gran demanda, muchos no reciben ese beneficio. Además, desgraciadamente la corrupción continúa, se sabe que ahora el manoseo de horas y claves se da entre los titulares de las diferentes secretarías estatales con sus subalternos.
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