Tras la detención del asesino serial de Atizapán se han venido revelando ciertos datos que convierten el caso en uno de los más espeluznantes que ha habido en la Ciudad de México. Tras la noticia se han generado distintas especulaciones en algunos medios de comunicación; otros con tal de generar likes han señalado que el sujeto era caníbal y devoraba a sus víctimas pedazo a pedazo. Se informó también que su última víctima fue asesinada porque ese día había terminado la supuesta relación que había entre ellos. La detención del asesino de Atizapán tiene un misterio más a fondo.
La información señala que su última víctima fue Reina, una mujer de 34 años de edad con la cual pretendían ir de viaje a comprar mercancía. La última vez que vieron a Reina, los familiares sabían dónde estaba y con quién estaba. El esposo de Reina señala que el sujeto era un conocido de la familia y que se mostraba confiable. La detención del asesino de Atizapán tiene un matiz similar al de esos asesinos seriales que dan pistas a los investigadores porque de alguna manera buscan ser detenidos.
Después de 20 años asesinando mujeres sin haber sido detenido, Andrés “N” necesitaba parar. La detención del asesino de Atizapán no fue por un garrafal descuido. El sujeto era un hombre enfermo que gustaba de videograbar a sus víctimas, las sentaba en una silla especial donde tenía un machete. Con el machete despedazaba a las mujeres sin ningún remordimiento cuando aún estaban con vida.
El asesino de Atizapán sabía que con Reina acabaría su carrera delictiva. Con ella pararía. El asesino tenía en cuenta que si la familia de Reina sabía dónde estaba y con quien estuvo la última vez con vida, esa persona se convertiría en el principal sospechoso de su desaparición. Un hombre que decidió matar a su primera mujer a la edad de 40 años y que a los 70 no había sido detenido por las autoridades, necesitaba parar.
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