Bernardo Gutiérrez Parra / Todo lo que hizo Miguel Ángel Yunes Márquez para obtener la candidatura a la alcaldía del puerto de Veracruz fue chueco. Desde mentir sobre su residencia hasta falsificar documentos y embarrar a su hermano Fernando. Y como quien mal anda mal acaba, sus sueños de heredar el trono jarocho se evaporaron este martes.
Horas antes de que el Tribunal Electoral de Veracruz emitiera su fallo, pretendió amarrarse un dedo que aún no se había cortado y fiel a la costumbre familiar trató de victimizarse.
“El Gobierno quiere frenar mi candidatura a como dé lugar. Como lo he venido comentando desde hace meses, mi campaña será suspendida mediante una treta orquestada en el Tribunal Electoral del Estado. Tengo en mis manos el resolutivo con el cual pretenden quitarme la candidatura. Esto será votado y aprobado por la mayoría de los magistrados corruptos que se encuentran al servicio del Gobierno del Estado”.
Y en efecto, los tres magistrados votaron a favor de quitarle la candidatura. Si son corruptos o no eso es otro rollo, pero esta vez actuaron conforme a derecho porque el tramposo fue Miguel Ángel. Está comprobado que vive en el puerto de Alvarado y que su hermano el alcalde de Veracruz le ayudó a falsificar los documentos de residencia, pero aún con eso se dice víctima de una confabulación entre el poder electoral y el poder estatal.
Es cierto que el Gobierno de Cuitláhuac García tiene bien metidas las manos en el proceso electoral, pero esta vez no hubo necesidad. Con sus falacias y fullerías Yunes Márquez se echó solito la soga al cuello y ni hablar, le tocó perder. No siempre se va a hacer su voluntad.
Pero está engallado y va por el gobernador. Utilizando el lenguaje bravucón del que se valió su padre para denostar a López Obrador le dijo a Cuitláhuac. “Aquí sí te vas a topar con pared. Si piensas que quitándome a la mala el derecho a participar en las elecciones vas a doblarnos, estás muy equivocado. Podrán detenerme temporalmente pero no podrán detener a los miles de veracruzanos que seguirán en pie de lucha”.
Nadie le quitó la candidatura a la mala y él lo sabe. Y si Cuitláhuac quisiera lo mandaría a la cárcel porque falsificar documentos es un delito y con eso le haría la vida de cuadritos, pero le faltan tamaños al señor gobernador.
Ahora está buscando la manera de verle la cara a los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. “Afortunadamente el Tribunal Electoral veracruzano no tiene la última palabra, es sólo la primera instancia, vamos a acudir a la justicia federal a defender el derecho de todos de elegir a la persona que mejor les parezca”.
Pero lo van a batear como batearon a Félix Salgado Macedonio.
“No es el primer obstáculo ni el último que saltaremos, estamos listos para defendernos con la razón y la ley en la mano”. ¿Cuál razón cuando la sinrazón le está ganando? ¿Cuál ley cuando pretendió violarla?
“Estoy seguro que saldremos adelante. El derecho de elegir es del pueblo, no de los magistrados electorales cómplices que se están prestando a esta jugarreta y, mucho menos, del Gobierno del Estado”. Ni más ni menos que el discurso de López Obrador pirateado casi textual, por Miguel Ángel Yunes Márquez, uno de sus enemigos más enconados.
Por lo pronto está fuera de la contienda y algo tendrá que hacer su padre para mantenerlo vigente en el imaginario político-electoral rumbo a la gubernatura en 2024.
Personas de su cercanía me dijeron que si el TEPJF avala la resolución del TEV, el plan B será prepararle una gira de tres años (al estilo López Obrador) por el territorio veracruzano para que lo conozcan hasta en las comunidades más apartadas. La idea no es mala, pero saldrá en varias millonadas.
Pase lo que pase el junior tuvo su martes negro y para colmo de males, el colofón de su malograda aventura se lo puso quien fuera el hombre de todas sus confianzas y receptor de sus secretos, su ex secretario particular José Cárdenas: “Miguel, no mientas más, no eres perseguido, al contrario, perseguiste y agrediste para obtener una candidatura ilegal. No eres víctima, eres un delincuente electoral”.
Eso sí debió doler.
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