Ya con el poder, la izquierda aglutinada en el partido Morena, hace catarsis. Esta vez ellos, rencorosos, víctimas de un fraude, están dispuestos a ganar las elecciones de la misma manera que ganara Felipe Calderón, al «haiga sido como haiga sido». El mismo presidente de la República está decidido a meter las manos en la contienda electoral, aunque la ley se lo prohíba.
Como le interesa la gubernatura de Nuevo León, ya le echó la FGR a los candidatos que le van ganando a Clara Luz, la candidata de Morena. En los diferentes estados de la República, digamos Veracruz, la represión, el acoso judicial, la violencia y amenazas están a la orden del día. El gobierno opera de esa manera para quedarse con el triunfo al «haiga sido como haiga sido». Pobrecito López Obrador, tanto odiaba a los mapaches electorales que Dios lo castigó volviéndolo igual que ellos.