Arturo Reyes Isidoro / Lector, cuando escribo estas líneas, ya de noche, acabó de platicar con el candidato de Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Xalapa, Raúl Arias Lovillo, exrector de la UV, mi compañero académico también. Pero, ¡hablamos de salud, de nuestra fe en la divinidad en la que creemos, del ejercicio necesario que necesitamos para conservarnos lo mejor posible!, y dejamos pendiente comentar de política y, en mi caso, sus propuestas.
Me había estado marcando, pero le expliqué que estaba en chequeo médico y de análisis y de estudios y no me contuve de comentarle que el médico Luis Pérez Onorio me acababa de levantar mucho el ánimo cuando al termino de la revisión me dijo que de 10 me daba 9.5 en mi salud no obstante mi edad y a reserva de que tengo pendientes dos chequeos con especialistas. Ayer se me fue el tiempo atendiendo mi salud, pero no como para que no retomara un texto que ya tenía preparado sobre la difícil relación prensa-gobierno.
Era gobernador don Fernando Gutiérrez Barrios y rector de la Universidad Veracruzana (UV) Rafael Hernández Villalpando. Entonces, el periódico Política, que circulaba en Xalapa de lunes a viernes, emprendió una campaña sistemática en contra de Rafael. Siempre supuse que era porque el rector no autorizaba la contratación de publicidad con ese medio, que dirigía su propietario Ángel Leodegario “Yayo Gutiérrez Castellanos.
En aquel entonces la UV no era autónoma y Hernández Villalpando había sido nombrado máxima autoridad de la casa de estudios por don Fernando. Yayo era multifacético: periodista, notario público, político, orador, había sido magistrado del Tribunal Superior de Justicia y titular de la Coordinación General de Comunicación Social del Gobierno del Estado. Era carismático, inteligente, talentoso y poseía mucha agudeza, pero también picardía política, agudeza y picardía propia de los hombres de la cuenca del Papaloapan, y mantenía muy buena relación con don Fernando.
Política, pues, traía a Hernández Villalpando por la calle de la amargura. Un día –recuerdo aún– se publicó una caricatura demoledora de Fernando Morales, “Tío Corajes”, porque el periódico descubrió que un hermano del rector construía con maquinaria pesada una alberca en un extenso terreno por la carretera rumbo a Veracruz (la caricatura llevaba como título: “Villa-Alpando”), lo que se prestó a suspicacias de algún chanchullo.
La denuncia y la crítica le pegaban no solo al rector sino también al gobierno del que formaba parte, así que con Fernando no aguantó más y le ordenó a Rafael, su subalterno, que fuera a ver a Yayo, que dialogara con él y que zanjara cualquier diferencia. Como entonces había gobernador con autoridad, Hernández Villalpando cumplió la instrucción y al otro día se acabó la crítica y el golpeteo. Sobre lo que dialogaron y lo que acordaron solo Rafael lo sabe, porque Yayo ya murió.
La relación prensa-gobierno siempre ha sido difícil
La relación prensa-gobierno nunca ha sido fácil, pero solo los políticos profesionales saben como conducirse con la prensa plural y crítica sin sufrir mayores daños en su imagen e incluso beneficiarse de una buena relación.
Comento todo esto porque creí que Juan Javier Gómez Cazarín, el presidente de la Junta de Coordinación Política y líder de la bancada de Morena en el Congreso local, había aprendido ya, pero decepciona su veto al portal alcalorpolitico.com y a muchos otros medios plurales y que son críticos con la conducción y el manejo que se hacen en el órgano legislativo.
Le veía espolones para gallo. Una que otra vez traté con él y me pareció que era de las pocas excepciones en Morena con quien se podía sostener un diálogo respetuoso, que entendía, que iba madurando políticamente y aprendiendo y que era un puente válido ante la casi total cerrazón y el sectarismo que caracteriza al cuitlahuismo. Incluso en este espacio le hice varios reconocimientos porque los consideré justos hacia su persona.
Pero resultó que solo quiere aplausos. El día que publiqué, con bases sólidas, porque tenía todos los pelos de la burra en la mano, que en el Congreso no podían justificar un faltante de 300 millones de pesos (ni siquiera dije que él se los hubiera apropiado), se acabó la relación. Esperaba que me aclarara, que me diera sus razones, sus argumentos, incluso que me reclamara. Profesionalmente me interesaba la relación con él para tener con quién consultar alguna información si fuera necesario, tener un interlocutor válido de Morena, pero se impuso su inmadurez política, su piel de cebolla.
Su veto contra los medios que considera incómodos porque cumplen con su deber profesional de darle voz a todos y de señalar anomalías, deficiencias, irregularidades, nos muestran su corta visión política, porque asume que el Poder Legislativo es él y que los recursos que se manejan ahí son de su propiedad, de su bolsillo, y que por eso puede poner y disponer a su antojo.
Olvida que se trata de recursos públicos que los contribuyentes pagan con sus impuestos, y que una forma de devolvérselos es con servicios, uno de ellos la información veraz para que todos estén bien informados, información publicada en espacios con lectores, con audiencias, pero que también necesitan recursos para poder prestar sus servicios, y que una forma de allegárselos es con publicidad oficial.
Juan Javier asumió la misma actitud de José López Portillo cuando pronunció aquella frase histórica: “No pago para que me peguen”, molesto por las críticas que hacía la revista Proceso a su gobierno y a sus excesos. Proceso era dirigido por aquel singular periodista que fue el maestro Julio Scherer, nada que ver con el hijo del mismo nombre, hoy el jurídico de AMLO, quien acaba de decir que se debe callar a los reporteros. Qué cosas de la vida.
Nada le hubiera costado a Juan Javier ir a dialogar con los directivos del medio y estoy seguro que cualquier diferencia o mal entendido se hubiera resuelto. Pero ni siquiera lo intentó y optó por el veto. Lamentable.
Repetirá como diputado local porque entrará como plurinominal. Lo que no se sabe es si volverá a presidir la Jucopo. De ganar la oposición la mayoría, dentro de cinco meses regresará a la infantería, ya sin su poder de hoy. En cambio, alcalorpolitico.com y todos los demás medios que han sido vetados por él mantendrán su presencia y su poder de denuncia, de crítica. Me imagino que no tendrán ninguna consideración con él.
Los hombres de poder cuando están en el poder se les olvida que se acaba, y que la vigencia de los medios nunca. Gómez Cazarín, si fuera político, todavía podría recomponer las cosas. Tiene un arma poderosa para lograrlo, y que además no cuesta ni le cuesta nada: la del diálogo, con todos, como lo iba haciendo sin pedirle permiso al secretario de Gobierno.
El dirigente estatal del PAN acuerpó a David
No fue menor el detalle de que el dirigente estatal del PAN, Joaquín Guzmán Avilés, acuerpó en el primer minuto del martes al candidato a la alcaldía de Xalapa de la coalición Veracruz ¡Va!, David Velasco Chedraui, en su inicio de campaña. Lo acompañó en la inauguración de su cuartel. Significativo porque de la oposición el PAN es el partido más fuerte en la capital del Estado y tiene un voto duro considerable.
Y Mario Delgado a Exsome
Como tampoco fue menor que el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, viniera a dar su espaldarazo al candidato a la alcaldía del puerto de Veracruz, Ricardo Exsome, en el inicio de su campaña, así como a los candidatos a diputados locales Diana Santiago y Fernando Arteaga, además de a los candidatos a diputados federales Rosa María Hernández Espejo y Luz Baxi, todos de la coalición Juntos Hacemos Historia en la zona conurbada. Se ve que van en serio.
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