Francisco Vargas / De cara a las próximas elecciones del 6 de junio, el Presidente López Obrador ha mostrado su faceta más pragmática y desquiciada (por decir lo menos) en lo que va de su mandato, pasando por encima ya no solo de órganos autónomos, opositores o periodistas críticos de su gobierno, sino por encima de la ley y de nuestra Constitución.
Los ejemplos no son ni siquiera difíciles de descifrar, es decir, no se necesita ser un abogado, ni siquiera un estudiante de derecho para percatarse de la evidente violación a la ley y a nuestra Carta Magna por parte de los Legisladores de Morena que han decidido pisotearla al extender el periodo del Ministro Presidente de la Suprema Corte por otro periodo, violando directamente el artículo 97 constitucional a través de un arbitrario artículo transitorio dentro de la nueva reforma al Poder Judicial.
Por si eso fuera poco, en días pasados López Obrador también se lanzó nuevamente contra el juez federal Juan Pablo Gómez Fierro por suspender su autoritario nuevo Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil, el cual viola flagrantemente nuestros derechos de privacidad y confidencialidad como usuarios y clientes.
Pero, ¿Qué va a saber López Obrador de derechos humanos? Si, lo suyo lo suyo es la demagogia, el ataque continuo y permanente hacia quienes no están con él, un político que vive de la mentira, la estafa y la falsedad, y no lo digo sólo yo, la organización “Signos Vitales” aseguró que, en dos años el Presidente ha dicho en promedio 80 mentiras en cada una de sus conferencias mañaneras en Palacio Nacional.
Sin embargo lo más delicado no es sólo esto, sino las gravísimas descalificaciones que ha hecho contra el INE y ahora también contra el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, tachándolos de antidemocráticos y de magistrados y consejeros que según él aún están al servicio de los del pasado y de grupos compactos.
En este sentido, este específico tema se debe abordar con la mayor madurez y responsabilidad cívica posible, no se trata de estar a favor de un partido político o de otro, de participar en política o no hacerlo, sino de defender a nuestra democracia, nuestra libertad y a las instituciones que son las que mantienen de pie al país, por ello es que en caso de ser necesario, cualquier mexicano que ame a su país se debe de declarar listo para que en una escena de emergencia, se salga a protestar, defender y luchar en las calles por nuestras instituciones, la ley y la verdadera justicia que hay dentro de ambas, por el futuro de tus hijos y de tu familia defendamos a México de la tiranía de López Obrador y su autoritario gobierno.
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