El presidente Andrés Manuel López Obrador tiene una manera mezquina y vil para solucionar conflictos en su gobierno. Cuando se acusa que una enfermera aplicó vacunas con aíre, es decir simuló aplicar una vacuna a un adulto mayor, el presidente, a quien no le basta decir que es un error humano, quiere demostrar, sin que nadie se lo pida, que la grabación pudo ser un montaje. Ya la enfermera se disculpó, ya reconoció su error y se vacunó al adulto mayor.
Pero como al presidente le gusta el mitote, y con la excusa de que se pueden hacer montajes, exhibió el montaje de la captura de Florence Cassez, sin recordar que a productora del noticiero que subió ese montaje a la televisión, es ahora empleada de Comunicación Social de su gobierno. La finalidad, por supuesto, es pegarle a Carlos Loret de Mola, quien se atrevió a exhibir a su hermano Pío recibiendo fajos de dinero para la campaña de López Obrador; dinero que dijo AMLO era para la gasolina.
Eso no se lo perdona AMLO, ni lo de su prima Felipa y los contratos de Pemex ni lo de los terrenos del presidente en Palenque por donde pasará el Tren Maya ni lo del estadio renovado de Pío. Ya harta un presidente tan rijoso, tan incongruente, tan vengativo, tan incapaz de gobernar y que sólo tiene mente para estar peleando con los medios.
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