Para que una persona sea vacunada contra este virus, debe presentar una INE, el acta de nacimiento y un comprobante de domicilio, mismos que estas personas entregaron. Sin embargo, su mentira se cayó cuando quisieron aplicarse la segunda dosis, pues luego de checar sus papeles los trabajadores de la salud se dieron cuenta que estos hombres no eran adultos mayores, en realidad eras unos gandayas.
Los documentos que presentaron eran de sus familiares. Tras esto, elementos policiacos se llevaron a estos “abuelitos” y al ser puestos ante un juez del Ministerio Publico, este los acusó de usurpación de identidad y falsificación de documentos.