Teniendo 1.65 metros de largo y 1.9 metros de aletas pectorales, este tiburón no era carnívoro, pues su dieta se basaba en comer plancton. Contrario a lo que se pensaba, el Aquilolamna milarcae no era rápido, se impulsaba usando su cola, y con sus grandes “alas” planeaba sobre los mares.
Para la comunidad científica el descubrimiento del tiburón águila fue algo único, pues su rareza hace pensar que en el periodo cretácico ya se hallaban las rayas y que este dinosaurio es un cruce entre una mantarraya del diablo y alguna especie de tiburón. Vale señalar que el fósil hallado en tierras mexicanas era el de un ejemplar adolescente.