En un país donde una persona, acusada de violación, puede ser candidato a la gubernatura de un estado, es literalmente imposible que sea llevado a juicio político un gobernador de Morena. Y no porque no tenga méritos Cuitláhuac García para ser llevado a juicio político, su mal gobierno lleno de omisiones, complicidades, arbitrariedades y saqueo son suficiente para mandarlo a una prisión como la de Javier Duarte. Pero eso no sucederá en el país de Andrés Manuel López Obrador, y por eso el gobernador de Veracruz se ríe de los legisladores del PRD, partido al que alguna vez perteneció.
Por cierto, la denuncia de juicio político no sólo es para él, sino también para Verónica Hernández Giadáns, y para la juez de control Alejandra Castañeda Priego, esta última permitió la arbitrariedad de condenar a 8 meses de prisión de Rogelio Franco Castán, que por ultrajes a la autoridad. Es por ello que el PRD demanda: «Lo que estamos viendo en Veracruz es una persecución política; nuestro compañero Rogelio Franco va en el segundo lugar de la lista plurinominal de la tercera circunscripción y, al ser un personaje y un político activo en el estado, lo que le queda a este gobierno represor es, en vez de ganarnos en las urnas, eliminar a cualquier contendiente que le resulte peligroso».
¿Se dará cuenta la ciudadanía que Morena resultó ser un partido tan deleznable como aquellos a los que criticaba? Lo que el PRD debería hacer es preparar el camino para que sean los ciudadanos, los electores, quienes revoquen el mandato a un gobernador que nunca debió ser.
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