*Tal vez intenta instaurar la religión amlista
Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / PARA EL mundo católico y cristiano, la figura de Jesús de Nazaret, el llamado Hijo de Dios, Mesías o Salvador suele ser lo más importante por tratarse de un ser divino que vino a la tierra a predicar y con su muerte nos redimió de los pecados, según ilustra La Biblia. La figura de Jesús está presente en varias religiones, y para la mayoría de las ramas del cristianismo, es el Hijo de Dios y, por extensión, la encarnación de Dios mismo. Su importancia estriba en la creencia de que, con su muerte y posterior resurrección, redimió al género humano. Las enseñanzas bahá’ís -una religión monoteísta cuyos fieles siguen los preceptos de Bahá’u’lláh, su profeta y fundador, a quien consideran la Manifestación de Dios para la época actual-, asumen a Jesús como una manifestación de Dios, un concepto bahá’í para los profetas. Algunos hindúes creen que Jesús es un avatar o un sadhu. Algunos budistas, incluido Tenzin Gyatso, el decimocuarto dalái lama, asumen a Jesús como un bodhisattva –término propio del budismo que alude a alguien embarcado en el camino del Buda de manera significativa- que dedicó su vida al bienestar de las personas. Como fuera, según el cristianismo, Jesús de Nazaret es el Cristo (Mesías), Hijo de Dios hecho hombre (según el Evangelio de Mateo), concebido por el Espíritu Santo y nacido de la virgen María, y en el mundo se estima que existen 2 mil 400 millones de seguidores de su imagen y enseñanzas, y comparar al Presidente Andrés Manuel López Obrador con Jesús de Nazaret equivale a una soberana tontería que puede estar fundamentada en dos hechos: 1.-Que quien lo dice, Antonio Attolini Murra, un fracasado aspirante a la secretaría general de MoReNa o quiere su maíz, como decía don Porfirio Díaz, o ya perdió la razón debido al fanatismo desbordado a favor del tabasqueño a quien considera su Dios viviente o, 2.-El politólogo e internacionalista conocido por ser parte del movimiento Yo Soy 132 en las elecciones presidenciales de 2012 y vocero de la campaña de Andrés Manuel López Obrador en las elecciones presidenciales de México en 2018 sin que le tocara “hueso”, quiere llamar la atención para que lo llamen al gabinete.
PORQUE LO dijo muy claramente en el programa “Tragaluz” que conduce Fernando del Collado en Latinus y Milenio: AMLO está al nivel de Jesucristo, Mahatma Gandhi, Luther King y Mandela, aunque a decir verdad, el Presidente todavía no está ni siquiera al nivel de los afamados líderes sociales de la historia. Antonio Attolini quiere ser diputado federal del distrito V de Torreón, Coahuila, y en el programa se dijo “orgullosísimo militante de Morena” y defensor de la Cuarta Transformación, y es aceptable, pero eso de comparar al Presidente Andrés Manuel López Obrador con los líderes antes citados y, ponerlo al nivel de Jesucristo advierte un disparate mental que debe ser atendido a la brevedad para evitarle mayores daños, o antes de que decida enfundarse en una túnica inmaculada y se lance a la aventura de fundar una nueva religión llamada Amlismo, y termine como Naasón Merarí Joaquín García, el líder religioso que se hizo llamar el tercer apóstol de la Iglesia La Luz del Mundo y Apóstol de Dios tras suceder el 14 de diciembre de 2014 en el poder a su padre Samuel Joaquín Flores a su muerte, y quien desde el 4 de Junio del 2019 fue detenido en Los Ángeles junto a Alondra Margarita Ocampo, de 36 años y Susana Medina Oaxaca de 23, tras su arribo al Aeropuerto Internacional de Los Ángeles acusado por presunto abuso sexual infantil, tráfico de personas, pornografía infantil y otros delitos, por lo que estaría enfrentando cadena perpetua, y todo por creerse un iluminado del Señor.
ATTOLINI MURRA dijo que “quizá en la idea del sacrificio en nombre de algo más grande, podría parecerse a los más grandes líderes de la historia, en eso quizá sí se parezca. Por su puesto a Jesucristo, a Mahatma Gandhi, Luther King, Mandela, está a ese nivel”, asegura. Su expresión la hace a título personal, pues aclara que no necesitó autorización de Palacio Nacional para asistir al programa, ni le dijeron qué decir o callar (lo que es peor, aunque a decir verdad, al interior del gabinete hay quienes, también, consideran a López Obrador la encarnación del nuevo Mesías ((tropical) que viene a redimir a los hombres, y su reino no tendrá fin, esto es, se prolongará hasta después del 2024, y las naciones de Centro y Sudamérica le rogarán que las ilumine, rebasando al bolivarismo (nombre que se da a las corrientes de pensamiento político y movimientos panamericanistas y nacional-patrióticas nombradas en honor a Simón Bolívar, general venezolano del siglo XIX y libertador de la monarquía española durante la ocupación napoleónica que luchó por la independencia de Sudamérica). AMLO, por lo tanto, según Antonio Attolini es el Dios encarnado o el hijo de este, y él, el coahuilense de 31 años, el apóstol más pequeño, una especie de Juan quien según diversos textos neotestamentarios, fue uno de los discípulos más destacados de Jesús de Nazaret, nativo de Galilea. Es hermano de Santiago el Mayor e hijo de Zebedeo. Su madre podría ser Salomé. Fue pescador de oficio en el mar de Galilea, como otros apóstoles.
A ATTOLINI se le pasa que se exprese de forma positiva del Presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien dijo respetar y admirar. “(AMLO) Se ha hecho así mismo teniendo como referencia a los grandes líderes del país, Benito Juárez, Lázaro Cárdenas, Miguel Hidalgo, pues él está encabezando un proyecto y le llama la Cuarta Transformación no de manera gratuita. No ha habido en este país un líder social que le dedique tanto tiempo de su vida a pensar en lo demás”, dice, pero de eso a compararlo con Jesucristo, simple y llanamente andaba trastocado. Vamos, casi poseído, Antonio Attolini expresó: “(AMLO) Me ha mirado a los ojos y le he agradecido por toda su lucha”, y lo peor es que a sus casi 31 años dice no temer al ridículo, además aseguró que no le gusta ser catalogado como una persona “influencer”.
EN FIN, México con el Apóstol Antonio Attolini, o San Attolini inicia la construcción de una nueva religión que desplazaría –a juzgar por su entrega y vocación a AMLO- al mismísimo cristianismo, judaísmo y budismo, y todas las religiones o corrientes que le pongan enfrente, llevando como protagonista a un nuevo Mesías Tropical que convierte el presupuesto en ahorro, aunque deje niños con cáncer sin medicamentos, a médicos y a la población en general sin vacunas anticovid y a instancias sociales sin presupuesto para búsqueda de desaparecidos por solo citar algunos yerros. Vaya que la fanaticada se sentirá muy a gusto de tener un nuevo Dios viviente. Así las cosas. OPINA [email protected]
Comentarios