Fue un 23 de diciembre de 2015, los jubilados del IPE exigían que se les pagara, pues ya estaban enterados que el dinero de sus jubilaciones estaba siendo desviado para las empresas fantasma de Javier Duarte. ¿Cuál fue la respuesta? La revista Proceso lo relata de la siguiente manera: «Elementos de la Fuerza Civil y de la Policía Estatal Acreditable replegaron con escudos antimotines y con toletazos a un centenar de pensionados y jubilados que por tercer día consecutivo bloquearon diversas calles del centro histórico de Xalapa, para exigir al gobierno de Javier Duarte el pago de sus prestaciones, retroactivo salarial y sus dos quincenas de diciembre».
Una imagen se hizo emblemática, un jubilado, al que le faltaba una pierna, con sus muletas, enfrentaba a los instrumentos de la represión. Cuitláhuac García llegó con la promesa de no reprimir, de no utilizar la fuerza contra aquellos que se manifestaran, pues estaba entrando en vigencia la anhelada «República Amorosa»; «abrazos, no balazos».
Pero lo que hicieron con el vocero de los verificentros, un adulto mayor defendido por una mujer adulta mayor, no tuvo madre. Pero el agravio va más allá. Todos vimos la agresión de los policías contra este adulto mayor y ahora resulta que el adulto mayor es acusado de haber ultrajado a la policía; eso es no tener madre. En poco más de 2 años, Cuitláhuac García se ha ganado el repudio que a Duarte le tomó 5 años.
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