El vetusto líder petrolero tuvo que interrumpir sus veladas vacaciones, que en realidad sólo eran una estrategia para mantenerse hasta el 2024; su jugada maestra pretendía que ya sin la presencia de AMLO en el poder, regresara como una malagueña salerosa al poder sindical. Sin embargo, hasta el momento le ha salido muy barato a Carlos Romero Deschamps su jubilación obligatoria; eso lo decimos porque que existe evidencia clara de un desvergonzado enriquecimiento ilícito.
Como muestra, ahí está el desvío de 500 millones de pesos para la campaña presidencial de Francisco Labastida en el 2000 y las múltiples denuncias interpuestas por la PGR por presuntos desvíos del sindicato petrolero. Sin embargo, hasta la fecha sigue intocable y seguramente así será mientras siga al pie de la letra las instrucciones y exhortos del jefe máximo de la 4T.