*Ante falta de vacunas acuda a cantina favorita
Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / QUIEN LO dijera: no se trata de una broma, sino de una investigación muy seria realizada por un grupo de científicos de Taiwán y Cincinnati, en Estados Unidos, quienes realizaron un sorprendente descubrimiento en uno de los componentes del vino tinto (si, de esa bebida obtenida de la uva mediante la fermentación alcohólica de su mosto o zumo creada en honor a Dionysos, dios de la fertilidad y el vino e hijo de Zeus y Sémele). Se trata del ácido tánico que se encuentra en el elixir de Baco (dios del vino en la cultura Romana), que resultó ser un potente inhibidor del virus SARS-CoV-2, de acuerdo al estudio que terminó de perfeccionarse a finales del 2020. De acuerdo a los investigadores, el ácido tánico es un compuesto que contiene glucosa y ácidos fenólicos y, por lo tanto es un potente inhibidor del virus que engendra el CoViid19. El descubrimiento se dio luego de que el análisis molecular demostrara que el ácido tánico formó un complejo termodinámicamente estable con dos proteínas. En análisis titulado “El ácido tánico suprime el SARS-CoV-2 como inhibidor dual de la proteasa principal viral y la proteasa celular TMPRSS2”, ya fue publicado en Diciembre de 2020 y actualmente se puede encontrar en la Biblioteca Nacional de Medicina de EU. Los ensayos funcionales que utilizaron partículas de virus pseudotipadas (Vpp) de SARS-CoV2-S demostraron que el ácido tánico suprimió la entrada del coronavirus en las células, y tras darse a conocer el estudio, los resultados demostraron que el ácido tánico, contenido en el vino tiene un alto potencial para desarrollar terapias anti-Covid-19, ya que funge como un potente inhibidor dual de dos enzimas esenciales para la infección por SARS-CoV-2.
LO ANTERIOR demuestra que no todo es malo con el vino, ya que si bien el consumo excesivo y prolongado es claramente perjudicial para la salud, el moderado puede causar ciertos beneficios saludables, por lo que la ciencia médica intenta investigar la frontera entre el consumo perjudicial y el beneficioso. Los límites es un consumo por debajo del intervalo que va desde los 250 ml hasta los 300 ml al día (un tercio de una botella estándar de 750 ml) para una persona adulta que media 70 kilos de pesos. Una curiosidad no resuelta hoy en día en la nutrición es la denominada paradoja francesa acerca del consumo de grasas saturadas y vino en la dieta de los franceses contrastado con la mortalidad en relación con la incidencia de las enfermedades coronarias; algunos estudios muestran que la incidencia de enfermedades coronarias es mayor entre los abstemios y los bebedores. Es importante especificar que los estudios muestran la correlación con el consumo moderado de alcohol, no específicamente con el vino. El consumo moderado favorece el sistema circulatorio (inhibe la formación de trombos) y especialmente el corazón merced a la presencia de polifenoles, como el resveratrol, disminuyendo el llamado colesterol malo (LDL) e incrementando el HDL colesterol. El vino tinto debe su color a la presencia de las antocianinas, substancias antioxidantes que se encuentran también en las uvas tintas. Reduce la incidencia de la diabetes mellitus tipo, además de que Salvatore P. Lucia, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de California, enseña que el vino es la más antigua bebida dietética y el más importante agente medicinal en uso continuado a través de la historia de la humanidad, y el ejemplo más claro es que durante la Edad Media pasó de ser simplemente una bebida alcohólica a considerársele un medicamento contra la anemia, disentería y otras enfermedades nerviosas. En realidad, pocas otras sustancias disponibles al hombre se han recomendado tan extensamente por sus facultades curativas como los vinos, ya que han sido usado extensamente en el tratamiento de enfermedades del sistema digestivo, siendo particularmente provechoso en la anorexia, la hipoclorhidria sin gastritis y la dispepsia hiposténica. Vamos, hasta la insuficiencia hepática secundaria responde favorablemente al vino blanco seco. El contenido de tanino y las propiedades antisépticas ligeras de la bebida la hacen valiosa en el tratamiento del cólico intestinal, la colitis mucosa, el estreñimiento espasmódico, la diarrea y muchas enfermedades infecciosas del sistema gastrointestinal, y así nos podríamos seguir explorando las propiedades de esa bebida que, de acuerdo a los griegos, tiene, también, poderes afrodisíacos.
COMO FUERA, de acuerdo a la publicación más reciente, el estudio científico se centró en analizar la proteína de superficie celular TMPRSS2, conocida como proteasa transmembrana serina 2, el cual es un actor clave en la entrada celular de los virus SARS-CoV. La proteasa principal (M pro / 3CL pro) del SARS-CoV-2 es una enzima crítica para la propagación viral en las células huésped y, como TMPRSS2, se ha aprovechado para el tratamiento de la enfermedad infecciosa, según se lee en el informe de los estadounidenses. Pero además, el ácido tánico encontrado en el vino muestra actividad en la supresión de múltiples funciones biológicas en las células cancerosa, ya que pertenece a la familia de las sustancias orgánicas de los taninos (componentes principales que influyen en la riqueza de la textura del vino tinto), y tiene concentraciones en esa bebida que oscilan entre 5 y 100 m-, esto depende de la variedad del producto, se explica en la investigación.
LOS AUTORES refieren, además, que estudios recientes demostraron la actividad del ácido tánico en la supresión de múltiples funciones biológicas en las células cancerosas; desde el metabolismo energético, la proliferación celular, la invasión, metástasis, hasta la antiinflamatoria. El ácido tánico está compuesto de glucosa y ácidos fenólicos cuya fórmula exacta es C76H52O46. Este compuesto, que se puede elaborar artificialmente, en la antigüedad se extraía de la naturaleza acumulado en las cortezas y raíces de frutos y plantas, y pueden detectarse también en sus hojas, aunque en menor proporción, y se le atribuyen propiedades antioxidantes y astringentes. Por el contrario, el consumo en exceso puede dificultar la absorción del hierro y las proteínas. En cantidades excesivas destruye las células de la piel, produce insuficiencia hepática y puede llegar a causar la muerte. Una vez es ingerido produce de forma inmediata diarreas, vómitos e irritaciones en la piel, Además, el ácido tánico potencia la acción citotóxica de fármacos quimioterápicos en colangiocarcinomas humanos porque modula la expresión de las proteínas transportadoras de eflujo, como PGP, MRP1 o MRP2 que protegen a las células cancerígenas expulsando el fármaco de ellas hacia el exterior celular. En fin, ante la falta de vacunas contra el Covid19, acudiré de inmediato a mi laboratorio favorito Cata inn a inmunizarme con vino tinto. Salud. OPINA [email protected]
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