Juan David Castilla Arcos / Xalapa, Ver. Propietarios de centros de verificación regalaron 2 mil huevos en Plaza Sebastián Lerdo de Tejada, en rechazo al decreto gubernamental que da facultades a la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan) a cobrar por el servicio que ellos brindan a los usuarios.
De acuerdo con Eduardo Mario Casares Sort de Sanz, vocero de la Unión de Concesionarios de Centros de Verificación, en el estado hay 180 dueños de centros de verificación y la mayoría ha quedado inactivo por la falta de hologramas para cumplir su función.
Los quejosos colocaron lonas frente a Palacio de Gobierno, donde se leía: «el nuevo decreto viola la Constitución», «no a la expropiación de nuestras concesiones», «soy mujer empresaria, mantengo a mi familia, no me quites mi ingreso» y «exigimos la renuncia de la secretaria María del Rocío Pérez Pérez».
El entrevistado acusó que la titular de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema), María del Rocío Pérez Pérez, no ha vendido a los concesionarios los certificados para realizar las verificaciones vehiculares.
«La señora no nos quiere vender los certificados, por lo tanto, no tenemos cómo trabajar. Vamos a tratar de presionarlos, vamos a tratar de llegar a un acuerdo y si no vamos a tener que bloquear la Secretaría (Sedema)».
Casares Sort de Sanz colocó sellos en bajos de Palacio de Gobierno, como parte de una clausura simbólica del recinto público, ante presuntos actos de corrupción.
El vocero de la Unión de Concesionarios de Centros de Verificación indicó que continuarán manifestándose en la entidad hasta que el gobierno estatal les permita continuar trabajando.
Además, informó que ya fue tramitado un amparo contra el nuevo decreto para impedir que sea Sefiplan quien realice el cobro de la verificación vehicular.
«Por la avaricia de tener más dinero pretenden que las verificaciones se paguen como si fuera un impuesto y de ahí darnos nuestro pago de servicio, están utilizando nuestras instalaciones para beneficio del gobierno», enfatizó.
Los inconformes se trasladaron a las calles Benito Juárez y Francisco I. Madero, donde clausuraron simbólicamente las oficinas de Sedema, para exigir que les vendan hologramas y así poder trabajar.
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