La lisonja incondicional de la chairiza es querer ver un mundo de rosa, es como esperar que los problemas más apremiantes sean resueltos por decreto presidencial. El daño en las finanzas económicas del país aún no se sabe con exactitud. Los miles de empleos perdidos por la pandemia son el termómetro de que la economía familiar se encuentra a pique. En este escenario y en estas circunstancias tan difíciles, existe un ejército de hombres y mujeres que reciben asistencia social, prácticamente desde que comenzó la administración de Andrés Manuel López Obrador, desde luego que nadie en su sano juicio estaría en contra de que se les ayude a ciudadanos cansados y envejecidos.
No obstante, hay un grupo de jóvenes que no estudian ni trabajan, muchos no cuentan con la preparación académica para desempeñar un trabajo, otros a pesar de buscar trabajo no lo hallan. A muchos de ellos no les interesa estudiar, ni mucho menos trabajar, sólo están atenidos a la ayuda que les otorga el “mejor” gobierno que ha existido en nuestro país. Ellos se encuentran en la jauja y en el jolgorio que nunca habían tenido, por esa razón, cuando algún medio, funcionario, académico o cualquier ciudadano informado u opina en contra de la Cuarta Transformación, sacan de su repertorio los mejores insultos, algunos ya etiquetados y muy gastados.
«El PRI robo más», «cómo antes no denunciaban», «ya se les acabó el chayote», y en ese tenor basan su férrea defensa. No se pueden permitir que algo pueda impedir seguir recibiendo su mesada gubernamental. No obstante, olvidan que en esta vida todo tiene un principio y un fin y estas becas o mesadas sólo les podrá durar un año como lo indica el programa de su benefactor.
Comentarios