Los restos encontrados estaban escondidos debajo de uno de los basureros romano con mayor amplitud, por lo que los expertos pensaron que era un lugar donde simplemente se tiraban los cadáveres de animales. En este lugar se encontraron los restos de 585 gatos, perros y babuinos que fueron inhumados en los siglos I y II d.C.
Sin embargo, muchos de estos cadáveres de animales fueron encontrados con collares de metal, vidrio o concha y mostraban claros signos de buen cuidado. Para los científicos, esto demuestra que la creencia de los egipcios de que las mascotas son muy valoradas es muy cierta.