*Muy amigos México y EU pero vacunas no habrá
Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / VAYA OCURRENCIA del Presidente Andrés Manuel López Obrador ante su homólogo de Estados Unidos, Joe Biden, al asumir que los mexicanos admiramos dos símbolos que demuestran la pluralidad que hay en el País: la Virgen de Guadalupe y Benito Juárez. Sin embargo, la señora del Tepeyac es más que un símbolo religioso pues, en sí, es un emblema nacional y en ella converge el nacionalismo de un pueblo humilde y generoso con el fervor religioso. Es la unión perfecta entre 1o místico, 1o espiritual y la vida terrenal, además de que retrata el carácter mestizo de la raza mexicana, una revaloración de los indígenas tan vilipendiados. De acuerdo con la tradición, la Virgen se apareció el 12 de Diciembre de 1531 a un indígena náhuatl llamado Juan Diego (al que, seguramente, el Presidente López Obrador confunde con Benito Juárez), quien al parecer era descendiente de una familia importante del pueblo azteca. De hecho, la Virgen de Guadalupe es un signo importante de interculturalidad en la Iglesia, y eso se debe a su presencia maternal y amorosa que ha contribuido enormemente a la evangelización de la Iglesia, y esta, en su afán de hacer presente a Cristo en medio de los hombres, levanta los ojos hacia la Guadalupana. Benito Juárez, por su parte, fue un persecutor de la Iglesia y por ende de la Virgen Morena a lo largo de toda su vida política; así lo demostró en 1844 cuando luego de ser nombrado secretario de Gobierno en el gabinete del gobernador de Oaxaca, Juárez presentó su renuncia ante el intento de las autoridades de consignar a quienes se negaban a pagar el diezmo a la Iglesia. Para el nacido en Guelatao, la separación de la Iglesia y el Estado representó un proyecto de vida. No hay que olvidar que tras la caída de Antonio López de Santa Anna con la Revolución de Ayutla y la llegada a la presidencia de Juan Álvarez, Benito Juárez fue nombrado ministro de Justicia, posición desde la que emitió la Ley Juárez, la cual limitaba el poder e influencia del clero. Promulgada el 23 de Noviembre 1855, esta ley suprimió el fuero eclesiástico y el militar en materia civil. Tras su irrupción, la ley obtuvo la reprobación por parte de los conservadores y la más alta autoridad eclesiástica, la cual la calificó como violatoria de los derechos de la Iglesia católica aludiendo al derecho divino, e incluso generó malestar en el Vaticano.
BENITO JUAREZ, se quiera o no aceptar, es creación indirecta de don Porfirio Díaz, a quien se debe, en gran medida el triunfo en la guerra de intervención francesa de 1862, porque gracias a las derrotas que infringió al ejercito Galo, este ya no pudo avanzar, como eran los planes de Napoleón III hacia Estados Unidos y América Central, lo que le ganó a Juárez el mote de Benemérito de las Américas, porque debe usted saber que el reconocimiento que le hacen algunos países de América Latina se debe a “sus triunfos” durante la intervención francesa entre 1862 y 1867 –los cuales evitaron que Europa invadiera México-, pero estos no son concretamente de Juárez sino de los generales Porfirio Díaz Mori, Miguel Negrete, Felipe Berriozábal y la caballería del coronel Antonio Álvarez. Ellos fueron los artífices de la derrota del muy bien entrenado y equipado ejército francés. Pero el 2 de Mayo de 1865, el Congreso de Colombia publicó un decreto donde se exaltaba él logró del presidente mexicano ignorando a los generales. “El Sr. Benito Juárez, en calidad de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos por la defensa de la independencia, libertad de la Patria y el imperialismo europeo”, señalaba en un decreto. Dos años después, el Congreso de la República Dominicana hizo lo propio. Fue entonces cuando se le llamó por primera vez “Benemérito de las Américas”, después de una iniciativa del senador Antonio Delfín Madrigal. El Presidente Juárez se hace acreedor a los vítores de toda la América, pues destruyendo para siempre la preponderancia de Europa en este hemisferio, mataba esperanzas en lo sucesivo, por lo que al llamar la atención de la Cámara sobre ese hecho, era con el objeto de que el Congreso dominicano, por su parte, aclamase a Juárez “Benemérito de las Américas”.
EL PROPIO Porfirio Díaz, a quien Juárez no le permite llegar a la presidencia en 1871, rescata su nombre y lo perpetúa en el País no escamoteándole ningún reconocimiento, a tal grado que el 3 de Agosto de 1910 ordenó el inicio de la construcción del Hemiciclo a Juárez, obra que fue concluida el 16 de Septiembre de ese mismo año por el arquitecto Guillermo de Heredia, y las esculturas del italiano Alessandro Lazzerini1. Está edificado con mármol de Carrara. En su sitio se encontraba el kiosco morisco que fue trasladado al barrio de Santa María la Ribera de la Ciudad de México. Y todo esto a pesar del egoísmo juarista de impedirle acceder a la Presidencia, ya que en las elecciones de 1871 fue nuevamente reelecto el entonces Presidente en funciones Benito Juárez, quien tuvo muchas críticas por desear prolongarse tanto tiempo –como después lo haría Porfirio Díaz- en el poder. Muchos de sus antiguos amigos o colaboradores se habían vuelto sus críticos y deseaban que se retirara. Sin embargo, Sebastián Lerdo de Tejada insistía en presentarse a la elección, pese a su delicado estado de salud.
PORFIRIO DÍAZ consideró que la reelección de Juárez era indefinida y forzosa emulando a los dictadores que se rehúsan a dejar el poder, además de que la reelección era una traición a la democracia, motivo por el cual se rebeló con la Revolución de La Noria en 1871. En ese año ya otros prominentes personajes habían manifestado su interés de postularse a la Presidencia como Porfirio Díaz (un popular militar, héroe de la lucha contra la intervención francesa de 1862) y Sebastián Lerdo de Tejada (antiguo ministro de Justicia y Relaciones Exteriores del gobierno de Juárez). Pese a ello, el Presidente Juárez resultó reelecto, y ante ello Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz denunciaron un flagrante fraude electoral, y este ultimó llamó a un levantamiento armado mediante el Plan de la Noria con el lema; “¡Viva Porfirio Díaz! ¡Muera la reelección!”, sin embargo el gobierno actuó rápidamente reprimiendo la Revolución de La Noria y pronto fue sofocada.
AHORA QUE, la frase “pobre México, tan cerca de Dios y tan lejos de los Estados Unidos” que el Presidente López Obrador modificó para halagar a Joe Biden por la de “Bendito México, tan cerca de Dios y no tan lejos de Estados Unidos”, ni siquiera es de Porfirio Díaz sino del intelectual Nemesio García Naranjo nacido el 8 de Marzo de 1883, en Lampazos de Naranjos, Nuevo León y fallecido el 21 de diciembre de 1962 en la ciudad de México, un periodista, diputado federal y un verdadero agorero de los males mexicanos. En fin, AMLO se puso chistorete ante Biden a quien arrancó algunas sonrisas, haciendo a un lado su papel de estadista que le correspondía, aun cuando le dejaron claro que vacunas anticovid no habrá, y menos regaladas. OPINA [email protected]
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