La determinación en su contra es un robo a despoblado que merece ser considerado nuevamente. Por otro lado, la estrategia que ha emprendido Soralla Buñuelos, encargada de la defensa jurídica de los jubilados del SNTE, está completamente errada. Tenga la seguridad que la queja interpuesta en la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) estará durmiendo el sueño de los justos por mucho tiempo.
En contraste, los ministros que aprobaron y ratificaron que las pensiones de miles de maestros sigan siendo tazadas en UMAS disfrutan del dolce vita, cobrando pingues salarios y jugosas pensiones jubilatorias, mismas que rayan en lo obsceno. Por lo tanto, no nos sorprenda que pasando la pandemia se vea en las grandes avenidas multitudinarias protestas magisteriales. ¡Qué bonito! Los magistrados son los privilegiados y los trabajadores de la educación son los marginados.