A David Colmenares le está lloviendo en su milpita. El titular de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) presentó una serie de irregularidades sobre la cuenta pública de 2019, concerniente al primer año del gobierno de López Obrador. Uno de los datos que más destacó fue que en lugar de pagarse 10 mil millones de pesos de indemnizaciones por la cancelación del Nuevo Aeropuerto de Texcoco, en realidad se pagaron más de 331 mil millones de pesos.
Rápido respingó el presidente López Obrador y más tarde Arturo Herrera, el secretario de Hacienda, quien dijo que en el cálculo de la ASF hubo errores básicos: «Revisamos el reporte de la ASF. En un primer análisis, cuando menos el 75 por ciento de lo reportado respecto a la cancelación del NAICM, es erróneo. Cometieron errores básicos de contabilidad financiera, algo sorprendente en una institución tan profesional como la ASF».
Por supuesto, Arturo Herrera está hablando no de pasantes de contaduría, no de jóvenes haciendo su servicio en la ASF, está hablando de auditores que cometieron errores básicos que sería como decir que 2+2=22. Por cierto, ¿también se equivocaron en el cálculo de las irregularidades del Tren Maya, de Pemex, del proyecto de Dos Bocas, de los programas sociales?
Con este tipo de declaraciones el Gobierno de la República no tiene que pedir la renuncia de nadie; una auditoria sin legitimidad, no tiene valor alguno, y López Obrador, con una sola frase, los deslegitimó: «Yo tengo otros datos». La otra es que, como dice Arturo Herrera, actuaran de mala fe. ¿Por qué?
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