Aurelio Contreras Moreno / Si bien era de esperarse por el contexto electoral que enmarca la primera mitad de 2021, la radicalización del régimen lopezobradorista cada vez deja menos espacio para dudar de su ruta directa y sin escalas hacia una tiranía disfrazada de democracia. Como la que inventó el “abuelo” priista que le dio origen.
La destrucción a su credibilidad y autonomía autoinfringida por la Auditoría Superior de la Federación solo puede verse como el resultado de la amenaza lanzada públicamente por el propio presidente Andrés Manuel López Obrador, luego de darse a conocer los resultados de la revisión a la Cuenta Pública de 2019 que evidenciaron el desastre administrativo y la ausencia de probidad de este gobierno.
Y aun cuando el ente fiscalizador solo se desdijo respecto del monto de las pérdidas ocasionadas por la cancelación del aeropuerto de Texcoco y no del resto de las observaciones incluidas en su informe –que superan los 67 mil millones de pesos en irregularidades-, el daño está hecho. Ni siquiera necesitan destituir como auditor superior a David Colmenares. Demostró estar dispuesto a someterse a lo que le ordenen desde el Ejecutivo, escribiendo con ello un nuevo capítulo en la tragicomedia de la desaparición de los contrapesos y la división de poderes en nuestro país.
Sin embargo, está lejos de haber concluido la caída libre de México hacia lo peor de su pasado. Este martes, en la Cámara de Diputados fue aprobada, sin alterarle una sola letra, la iniciativa de reforma a la Ley de la Industria Eléctrica enviada por López Obrador hace pocas semanas, la cual fortalece el monopolio de la Comisión Federal de Electricidad, prioriza a los combustóleos y el carbón como generadores de energía altamente contaminante –pero que muy buenos dividendos dejará a varios integrantes de la “4t”- y que incluso provocará un conflicto comercial internacional con Estados Unidos y Canadá, pues se contrapone a varios acuerdos del Tratado de Libre Comercio firmado apenas el año pasado entre las tres naciones.
La expresión del disenso también está en vías de ser proscrita por la mal llamada “cuarta transformación”. Cada vez con mayor virulencia se activan desde el poder campañas de linchamiento y descrédito en contra de quienes se atreven a criticar los horrores del régimen que sus textoservidores y lacayos ensalzan.
Ejemplo de ello es la embestida contra las mujeres defensoras de derechos que han alzado la voz en contra de la postulación como candidato de Morena a gobernador de Guerrero del cinco veces acusado de violación Félix Salgado Macedonio. Junto con las campañas negras en redes sociales, varias defensoras y activistas han sido ya víctimas de amenazas directas, lo que deja de manifiesto que en este caso, el “pacto” que se busca proteger es más bien de tipo criminal.
Por supuesto, socavar el periodismo y la libre expresión ocupa un lugar preponderante en las prioridades del lopezobradorismo. Este mismo martes, el aniversario luctuoso de Francisco I. Madero sirvió de pretexto para que la esposa del presidente mexicano, Beatriz Gutiérrez Müller, se lanzara contra los periodistas acusando al gremio –en una descomunal manipulación histórica- de haber provocado el asesinato del ex presidente revolucionario.
Incluso, la visita oficial del presidente argentino Alberto Fernández fue llevada a ese terreno. El populista sudamericano comparó a los reporteros con las porras de los equipos de futbol, desestimando su labor que, les guste o no, es fundamental para la existencia de una democracia real.
El cierre de un día de furia quedó a cargo de la Fiscalía General de la República, que presentó senda solicitud de procedencia para desaforar al gobernador panista de Tamaulipas Francisco Cabeza de Vaca, uno de los promotores de la Alianza Federalista y quien hace meses encaró al mismo presidente López Obrador, a quien pidió dejarse de “politiquerías”. Hoy, esa misma FGR que exoneró sin investigar al ex secretario de la Defensa Nacional Salvador Cienfuegos por sus presuntos nexos con el narco, acusa al mandatario estatal de delincuencia organizada, a menos de cuatro meses de las elecciones intermedias.
Y de aquí hasta entonces, seguro vendrán cosas peores.
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