Arturo Reyes Isidoro / El encabezado de ayer del diario Reforma fue preciso: “Dobla AMLO al auditor”.
Y es que el auditor Superior de la Federación (ASF), David Colmenares Páramo, tuvo que salir a desmentir sus propias cifras sobre los costos de la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) luego de que el presidente acusó a la ASF de exagerar las cifras, diciendo que él tenía “otros datos”. En el sistema político mexicano, un reclamo presidencial equivale a una amenaza velada.
De acuerdo con la auditoría, la cancelación del NAIM tuvo un costo de más de 331 mil 996 millones de pesos (aunque podría ser mayor), 232% más que el monto de 100 mil millones que había determinado inicialmente el Gobierno federal, por lo cual hubiera salido más barato concluirlo (en dólares, terminar la obra costaba 8 mil 300 millones de dólares; cancelarlo rebasó los 9 mil millones de dólares).
“Se reconoce que existen inconsistencias en la cuantificación realizada en el marco de la auditoría, por lo cual su contenido está siendo objeto de una revisión exhaustiva, en particular en relación con la metodología utilizada para determinar el costo de la cancelación del Proyecto del Aeropuerto de Texcoco”, dijo ayer Colmenares, seguramente sintiendo la presión y el peso del poder unipersonal de AMLO.
Pero salvo eso, que es gravísimo, y la retractación del Auditor de que la Secretaría de la Función Pública obstaculizó las auditorías, lo demás quedó igual, esto es, el presunto daño patrimonial del Gobierno de Veracruz por 3 mil 155 millones de pesos se sostiene por parte de la ASF.
En el informe sobre el gasto federalizado, un documento de 1080 páginas, 19 contienen las observaciones a las dependencias del gobierno estatal, ayuntamientos, el Congreso local y la Universidad Veracruzana.
Así que a los titulares no les queda de otra más que solventar o solventar, esto es, presentar la documentación que ampare la legalidad de las conductas por las que dispusieron de los recursos, ya que de otra forma se confirmará la presunción de que existe daño patrimonial y a los responsables se les podría someter a juicio por parte del Tribunal Federal de Justicia Administrativa, que podría sentenciarlos a reparar el daño devolviendo el dinero cuyo gasto no puedan comprobar y pagar una multa de hasta dos tantos más del monto que hayan dispuesto. Si no, entonces los denunciarían ante la Fiscalía General de la República.
Cabe pensar que si en el año mismo del ejercicio de la Cuenta Pública 2019 no comprobaron el gasto y dispusieron del dinero a su antojo para lo que hayan querido, menos lo podrán hacer dos años después, además cuando ya tienen encima las auditorías a la Cuenta Pública 2020 y se sabe que ya hay detectadas inconsistencias.
El pasado 10 de febrero, al comentar una auditoría de la ASF al Congreso local, dije que las revisiones pueden ser de rutina, para fiscalizar el uso correcto de los recursos, pero que también se puede tratar de “tiros de precisión” –en el lenguaje técnico de los auditores–, o sea, que en el cruce de información de la ASF con la Secretaría de Economía y del Sistema de Administración Tributaria (SAT) detectan movimientos de recursos que no cuadran con la normatividad establecida (como pago a empresas fantasma, que no existen pero que les facturan) y entonces se encienden focos rojos de alerta, por lo que deliberadamente los auditores vienen sobre dependencias precisas.
Reacciona el Gobernador
Ahora sí, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez reaccionó ayer, defendió la imagen de su administración, pero se contradijo. Por un lado habló de “buenas noticias”, dijo que su gobierno “libró” las sanciones de la ASF, que “estamos bien”, que “hubo buen manejo”, pero terminó aceptando que el manejo de las finanzas de su gobierno “tiene observaciones mínimas”, que van a esperar, que van a estar solventando, pero que si surgiera (no dijo qué, pero se entendería que algún acto ilícito), “no vamos a solapar a nadie”.
O sea, no, pero sí.
Alianza opositora aumenta número de coaliciones
Hasta ayer por la tarde, la coalición Veracruz Va (PAN-PRI-PRD) sumaba ya 92 acuerdos para ir en coalición en igual número de municipios, por lo que modificaron ante el OPLEV el convenio de coalición, de flexible a parcial. Entre los municipios que quedaron acordados están Córdoba, Huatusco y Coscomatepec.
El que sigue sin definirse es el de Xalapa, sobre el que el próximo jueves reanudarán las negociaciones. Algunos negociadores se muestran optimistas de que finalmente saldrá el acuerdo, pero el tiempo empieza a correr y si finalmente cada partido decide ir por su lado, entonces abonarán al triunfo del senador Ricardo Ahued, quien contenderá por Morena.
Por otra parte, el municipio en el que también se rompió en forma definitiva cualquier acuerdo fue en el de Tuxpan.
¡Goya, en Xalapa!
El pasado 30 de enero me llamó la atención una nota que informaba la subasta, por parte de la casa Sohteby’s, de un boceto del cuadro “Aníbal vencedor” del pintor español Francisco de Goya, en 1.8 millones de dólares. El cuadro muestra a Aníbal, ya vencedor, viendo Italia desde los Alpes. El pago triplicó el precio originalmente estimado.
Me llamó la atención porque un día antes, en Xalapa la rectora de la Universidad Veracruzana, Sara Ladrón de Guevara, había inaugurado una exposición de 60 grabados del artista de la serie Los Caprichos, en la Galería Universitaria “Ramón Alva de la Canal”, que está ubicada en la calle Xalapeños Ilustres, en el centro histórico de la capital.
El curador responsable de la muestra, Darío Ortiz, comentó ese día que Goya elaboró la serie Los Caprichos, conformada por 80 grabados, en cuyas piezas reclama y critica a la sociedad de su época, con humor, dureza y sátira.
“Hizo estos grabados y los puso a la venta en una farmacia que estaba en los bajos de su residencia, pero a los pocos días tuvo que esconderlos para salvarse de la Inquisición, así que terminó casi regalándoselos al Rey”.
Recordó que con estos grabados, la mayoría de los cuales se exhibe ahora en Xalapa, se inauguró el pensamiento ilustrado en España. Vale la pena ir a conocer la exposición, que estará hasta el próximo 21 de marzo. La entrada es gratuita, cuando en otras partes del país y del mundo se cobra por ver una muestra como esa.
El pasado fin de semana que pude recorrerla con calma (con mi joven hijo-nieto Ricardo Reyes Rocas), me dio gusto ver que de los visitantes que estábamos, la mayoría eran jovencitas, quienes no perdían detalles, tomaban fotos y hacían anotaciones en sus libretas, esto es, que podemos presumir también de nuevas generaciones de veracruzanos ilustrados.
Por fortuna, en Veracruz no todo es política, ni Cuitláhuac, ni Eric, ni Hipólito.
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