La carta comenzaba diciendo: “Mi nombre es John Anglin, en junio de 1962, mi hermano Clarence, Frank Morris y yo escapamos de Alcatraz”. Durante años el caso de los tres hombres que se fugaron de Alcatraz fue un misterio para la policía. En aquel momento los guardias declararon que aquella noche los tres hermanos murieron en las aguas al intentar escapar. Los hermanos Anglin cumplían cadena perpetua en Alcatraz por asesinatos y múltiples robos de bancos a mano armada. Había un cuarto hombre, Allen West.
Una vez dentro comenzó el plan, los cuatro hombres excavaron un agujero en su celda y recolectaron todo tipo de instrumento capaz de armar un bote y de fabricar un muñeco que fuera semejante a cada quien. Para conseguir crear un muñeco realista, se hicieron peluqueros y de ahí consiguieron la peluca para cada muñeco. Después de muchos días llegó el momento de la fuga. A cierta hora debían salir para encontrarse y empezar armar el bote, más Allen West nunca llegó. Al día siguiente los guardias de seguridad descubrieron que los que dormían en las camas de los tres hermanos eran muñecos.
Para esa hora los hermanos Anglin ya estaban a decenas de kilómetros de Alcatraz. Allen West declaró el plan de fuga, pero nunca reveló el sitio a donde iban. Los guardias de seguridad le dijeron a la prensa que los hermanos habían fallecido por las ráfagas de sus armas. Después de muchos años, en el 2013, John Anglin, uno de los tres hermanos, reveló a todo el mundo que se encontraban con vida. Les hizo saber que Alcatraz ya no era indomable pues ellos lograron hacerla suya. Los tres hermanos Anglin se escaparon de la Roca cuando eran Bandidos y jóvenes.