Es decir, más familias en México dependen de los programas sociales y de los apoyos externos de otros familiares, que de su propio trabajo. Esto podría ser una buena noticia para el gobierno actual, pues con familias dependientes de programas sociales, el gobierno de López Obrador tiene en sus manos a más clientes electorales. Por supuesto, a culpa no es toda del gobierno.
La pandemia del coronavirus ha provocado que muchas familias pierdan su empleo, que muchas familias tengan que depender de las remesas. Por supuesto, hay familias que no tienen acceso a las remesas o a los programas sociales, lo que provoca que algunos miembros de estas familias tengan que depender de la delincuencia. Esta es la realidad de un país que retrocede.