El 12 de febrero de 2015 Cuitláhuac García estuvo en casa de Aureliano Hernández Romero poniendo una lona que anunciaba una conferencia que daría el líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador, en Xalapa. La casa de Aureliano está en la colonia Revolución y ahí, cerca de la ventana de la segunda planta, puso la lona. Seis años después el gobernador de Veracruz recuerda ese momento, y comparte la fotografía de ese momento, donde se encuentra pegando la lona con la imagen de AMLO y la invitación para esa conferencia en la Plaza Lerdo de Xalapa, Veracruz.
«Hace 6 años», rememora Cuitláhuac García y Aureliano Hernández Romero le reprocha: «Y ahora ni se acuerda que estuvo en mi casa, ahora no me apoyó cuando nos dejaron sin trabajo en SEDESOL». Esta imagen, esta anécdota, el comentario de Aureliano Hernández Romero dejan muy en claro la clase de carácter que tiene Cuitláhuac García, un hombre sin palabra, un hombre que no valora el pasado, un sujeto que ha hecho de la estulticia su bandera para transitar por esta vida.
Aureliano Hernández Romero no es el único que le ha reprochado al gobernador de Veracruz que los haya olvidado cuando accedió al poder; un gobernador que le dio entrada a una runfla de delincuentes que hace seis años no estuvieron con él. Morena es un partido prematuramente viejo, un partido con el mal de Parkinson, que ha olvidado sus raíces, sus valores, sus principios, sus compromisos. Por supuesto, Cuitláhuac García, apenas se dio cuenta del reproche, borró la foto de sus “recuerdos” de Facebook. Pero nosotros logramos la captura.
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