La ciclovía de Hipólito Rodríguez es una verdadera necedad. Por supuesto, no es la primera vez que a un alcalde se le ocurre. Ya Elizabeth Morales lo quiso hacer y cuando se hablaba de la ciclovía con ella, la alcaldesa confundía Xalapa con Ámsterdam. Ella pensaba que era buena idea que los empleados de gobierno, por ejemplo, llegaran en bicicleta sus trabajos; sólo que olvidaba la orografía de Xalapa y el clima de la ciudad; un día amanece con sol, en la tarde llueve y en la noche hay neblina. Hipólito Rodríguez no diseñó una ciclovía, ocurrente en su imbecilidad sólo pensó en poner unos topes cuadrados que delimitaran un espacio entre la banqueta y el carril de flujo de los autos en Ruiz Cortines.
Por supuesto, no tomó en cuenta las casas de los vecinos ni los negocios que en esta rúa abundan. Cuando va uno a una refaccionaria, a Estafeta, a comprar una medicina o un pollo asado, estaciona el auto frente al negocio y compra. Y eso va a seguir sucediendo, y eso va a entorpecer el paso de los ciclistas que sí se merecen una verdadera ciclovía.
Es más, los primero que deberían protestar por la nefasta ciclovía de Hipólito Rodríguez son los ciclistas, que no se merecen una ruta que todo el tiempo va a estar obstaculizada por los vehículos de los vecinos o de los clientes de los negocios y que cuando deban salvar el obstáculo pondrán en riesgo su integridad. Quizá las primeras semanas haya patrullas y pongan un poco de orden. Pero las patrullas no van a estar todo el tiempo ahí, y tarde o temprano, los autos van a seguir ocupando el lugar de esa improvisada ciclovía.
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