Alberto Calderón P.* / Antes de la pandemia la tecnología se encontraba en una batalla entre las principales compañías por la sofisticación de las pantallas para atraer a los consumidores, aditamentos realmente intrascendentes pero que manejaban como todo un cambio tecnológico, altavoces inteligentes, nitidez casi como la vida real, imágenes envolventes donde la mirada no perdiera un solo detalle con las pantallas curvas. Eso no paró, pero disminuyó.
La tecnología también dio un giro y su mirada se fijó en adaptar los avances hacia elementos útiles, que antes pasaban desapercibidos, la gente se alejó de los almacenes, por muchas razones entre las probables formas de contagio, entre ellas se encontraban el manipular con el dinero en efectivo que pasa por muchas manos, o el miedo a deslizar una tarjeta. Pero la tecnología no descansa y de inmediato busca soluciones para facilitar a los consumidores la forma de venderles y una de ellas fue pasar del mundo físico al mundo digital, algo que en otros tiempos nos parecería difícil se convertía en algo casi cotidiano, el futuro se hizo presente de la noche a la mañana.
Pero…, siempre hay un pero, que las compras fueran al gusto de quien las adquiere, la venta de todo tipo de enseres proliferó llenando los bolsillos de quienes se adaptaron con prestancia a vender de esa forma, sin embargo ciertos implementos necesarios representaban cierta dificultad por ejemplo en la ropa o el calzado, las tallas no siempre concordaban, ahí se masifican los “chatbots” que son programas informáticos, estos sistemas de inteligencia artificial tienen la posibilidad de aprender sobre nuestros gustos y preferencias.
Siri, Alexa y tantos otros, ahora se pueden crear sin necesidad de tener grandes conocimientos de un lenguaje artificial. Ya sea por medios robóticos o una persona física quien le conteste, esta forma de interactuar cambia la idea de solo ver imágenes en la pantalla y a partir de ello decidir que comprar, la interacción es un agregado a las ventas en línea.
Así la evolución hace cada vez más confiable y dinámico el uso digital, otro ejemplo son las ventas de anteojos, ya sea por gusto o por necesidad, las nuevas tecnologías permiten el desarrollo de aplicaciones para comprobar la graduación de una receta médica o sin ella y posteriormente pasar a otra aplicación en donde al tomar una imagen de su rostro ofrece una serie de pruebas virtuales para orientar al consumidor y así sugerir los que mejor le acomoden dependiendo de sus características físicas.
La tecnología de las cámaras de los teléfonos inteligentes que detectan mayor realidad aumentada hará ver los muebles con mayor precisión, otro punto que se irá cambiando será la conexión del Wi-Fi, si bien es importante la velocidad, el problema del ancho de banda se desacelera al compartirlo con una gran cantidad de dispositivos conectados (principalmente en el hogar), si en un domicilio hay varios teléfonos celulares, relojes, computadoras, programas en la pantalla tomados de internet, una consola de juegos, algunos de ellos conectados de forma simultánea, cámaras de vigilancia y otros enseres el ancho de banda baja.
Otra de las tecnologías que veremos pronto será la Ultra-ide-Band una tecnología de radio nueva que ya funciona, una experiencia de contacto entre equipos para pagos, esta tecnología también servirá para la seguridad con el acceso a edificios, incluso para encender su auto. Otro implemento que veremos será el de la realidad virtual, tener reuniones en forma de hologramas, como vemos son muchas las aplicaciones que se desarrollan para mejorar nuestra salud física con acondicionamiento y alimentación, son varias las aplicaciones que levantan la mano para posicionarse, veremos como nos adaptamos o esclavizamos nuestra vida a estos innovadores cambios que están posicionándose en este 2021.
*Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores (REVECO).
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