El alcalde de Xalapa, Hipólito Rodríguez, tal vez pensó que con su ciclovía de la avenida Ruiz Cortines él iba a hacer historia. Pensó que ese iba a ser su legado en la ciudad que gobernó o que quiso gobernar. Para él sus torpezas, sus incongruencias, su ineficacia quedó atrás. Para el alcalde de Xalapa el subejercicio de recursos y el derroche del presupuesto será opacado por esa obra magnífica que colocará a Xalapa al nivel de ciudades como Ámsterdam o Copenhague; los sueños de un pobre diablo.
Hipólito Rodríguez mandó poner una especie de topes cuadrados para delimitar su ciclovía, obstruyendo con eso los espacios donde se estacionan las personas que acuden a hacer alguna compra en los negocios de esa avenida; porque Ruiz Cortines, a lo mejor se le olvidó al torpe alcalde, es una avenida llena de comercios. Muy contentos han de estar los vecinos de esa avenida, los comerciantes que ya se dieron cuenta que una vez que empiece a operar esa ciclovía, sus clientes no tendrán donde estacionar sus autos.
Muy contentos aquellos que tropiecen las llantas de sus autos con esos topes que reventarán sus neumáticos. ¿Qué va a hacer el alcalde cuando los autos empiecen a invadir la zona de la ciclovía? ¿Hará operativos para que se lleven los autos? Pobre diablo, en lugar de alabanzas y agradecimientos, Hipólito escuchará puras mentadas de madre.
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