Bernardo Gutiérrez Parra / Sus cercanos dicen que no quiere aceptar la candidatura a la alcaldía de Xalapa, que desea terminar su periodo como senador y después… lo que Dios diga. Pero las presiones son fuertes, tan fuertes que desde el altiplano ya decidieron e irá él porque ningún moreno tiene los espolones y el palmarés que tiene Ricardo Ahued para hacer frente a la oposición y eventualmente ganar la alcaldía.
Tampoco quieren esa candidatura miles de xalapeños que mediante las redes sociales lo están impulsando para ir por la gubernatura en el 2024. Otros, sin duda los más optimistas, están pidiendo que acepte gobernar Xalapa y luego pida un permiso para buscar la gubernatura.
En el papel se ve fácil, en la realidad no lo será tanto.
Independientemente de los xalapeños bien intencionados, quienes más desean que Ricardo busque gobernar por segunda ocasión Xalapa, son los morenos que lo quieren lejos de la gubernatura. Es decir, el equipo compacto de Rocío Nahle que encabezan Eric Cisneros, Juan Javier Gómez Cazarín, Dorheny García Cayetano y el propio gobernador Cuitláhuac García, que están en la puja para que la secretaria de Energía sea la candidata indiscutible a gobernadora en tres años.
Cuando en conferencia de prensa Gómez Cazarín acompañó a Dorheny, Rosalinda Galindo y Ana Miriam Ferraez a que dijeran que declinaban en sus aspiraciones por la alcaldía a favor de Ricardo, le ofrecieron una manzana envenenada.
Y fueron tan astutos que le ofrecieron la candidatura a nombre de los xalapeños porque semanas antes Ricardo había mandado a Dorheny muy educadamente al diablo. Esta vez el mensaje fue: “A nosotros nos dijiste que no; a ver si le dices que no a los xalapeños”.
Pero el senador no mordió la fruta y dijo que esperaría los tiempos.
Los tiempos ya llegaron y Ricardo deberá decidir en estos días porque la fecha de registros se cerrará a las 23:59 horas del próximo domingo 7 de febrero. (Claro, si no hay cambios de última hora).
Y Ricardo está en una encrucijada.
Ser alcalde en estos tiempos de la Ciudad Capital es diametralmente opuesto a lo que fue gobernarla hace quince o veinte años. Sin exagerar, Xalapa es hoy algo más cercano a un muladar inseguro y descapitalizado (su economía está tronada), que a la Atenas Veracruzana de la que presumieron nuestros padres y abuelos.
Hace más o menos dos semanas y a propósito de lo anterior escribí: “Si el deseo de Ricardo Ahued es volver a gobernar Xalapa, la mesa estaría más que puesta. Pero si sus aspiraciones van más allá del 2021 entonces deberá declinar porque será alcalde de una ciudad en quiebra, insegura, sucia y endeudada. Bastará con que levante tantito la alfombra
para brote la porquería de la corrupción y el desvío de recursos que tendrá que denunciar. Y esto lo llevará a conflictuarse con el Presidente y el gobernador.
“Con lo pichicatos que son Cuitláhuac y Andrés Manuel para brindar apoyos, jamás le darán los que recibió en 2005 cuando fue munícipe y eventualmente lo dejarán a su suerte. Pero además, le van a querer llenar las direcciones y subdirecciones con gente de ellos. Y no se diga la sindicatura y algunas regidurías.
“Y por último, Xalapa es el trampolín menos indicado para llegar a la gubernatura. Nunca, ningún alcalde xalapeño ha sido gobernador y menos lo sería un desgastado y cansado Ricardo Ahued. Si acepta la alcaldía, políticamente subiría para abajo porque se desbarrancaría de una senaduría a una presidencia municipal”.
Sigo pensando que la alcaldía es una trampa para Ricardo, un buen hombre y bien intencionado al que quieren hacer pedazos sus “amigos” de Morena.
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