Los hombres estaban teniendo relaciones sexuales. Las palabras textuales que el hombre le dijo a la policía fueron las siguientes: “Uno le estaba introduciendo su miembro al otro y lo gozaba”, declaró. Al ser una provincia conservadora estos actos son mal vistos y para estos actos tienen un castigo muy particular.
La policía entregó a los acusados al pueblo para que los pobladores dieran el castigo que supuestamente merecían. Los provincianos los hicieron caminar amarrados hasta una iglesia. Los hombres recibirían 80 latigazos con una vara de bambú, pero el pastor sólo les dio 77, pues se dijo que era un hombre bondadoso.
