Lo preocupante del caso presidencial es que el Ejecutivo federal es hipertenso, es persona de la tercera edad y por sus problemas con su corazón, éstos lo colocan en un riesgoso cuadro de morbilidad. Así que queramos o no, la salud del presidente López Obrador es un asunto de seguridad nacional. Tenga por seguro que tanto el presidente del senado, Óscar Ramírez Aguilar, como el coordinador de senadores, Ricardo Monreal, están en alerta máxima.
Esperemos que la salud del Ejecutivo federal evolucione para bien. Por lo pronto, políticos de alto nivel como José Antonio Meade, Enrique Peña Nieto, Ricardo Anaya y Felipe Calderón, entre otros, han manifestado sus mejores deseos de recuperación al primer mandatario. Sin embargo, no faltan los insulsos que, para sacar raja política, sospechan de la condición de salud del presidente.