El negocio del japonés comenzó cuando hizo una publicación donde señalaba que a él no le gustaba hacer nada. «Te rento una persona (yo) que no hace nada. Siempre acepto solicitudes. Solo debes pagar 10.000 yenes» Hasta el final del anuncio recalca que él no hace nada. El japonés Shoji Morimoto encontró lo que buscaba, el trabajo de su vida, donde se sentía satisfecho. ¿Y cómo es que alguien contrata a una persona que no hace nada más que comer, beber y dar respuestas simples? Al japonés lo buscan infinidad de personas para contratarlo.
«Las personas más comunes que me contratan, es para acompañar a quien no quiere ir sola o solo a hacer la compra al supermercado. También a alguien que no quiere comer solo o que solo quiere que yo le eché un par de ojos a un proyecto que esté realizando una persona y que necesite una segunda opinión». Otros simplemente lo contratan para acudir a una estación de tren y despedir a una persona que se mudaba de ciudad. Shoji Morimoto se sinceró con el mundo y encontró el trabajo indicado.