Ya urge que se vaya Hipólito Rodríguez del ayuntamiento de Xalapa. El señor, quien cree que ha ganado muchas batallas, se enfrenta a su propia ineficacia y a su falta de visión. Su ciclovía habrá de convertirse en una de sus obras más repudiadas; dinero tirado a la basura que sólo ocasionará accidentes y que ya ocasiona grandes molestias. El año pasado el alcalde se ufanaba de haber “remodelado” la calle de Allende, donde redujo el área de circulación de los vehículos para poner unas jardineras. Hipólito cree que el día de mañana será recordado por esa obra y que los vecinos se reunirán para aprobar que se cambie de nombre a esa calle para poner el suyo; ¡pobre diablo!
Tuvo que romper y arreglar el drenaje porque la zona se le inundó, tuvo que gastar más dinero y aceptar el juicio de sus críticos que lo calificaron de inepto y torpe. Ahora, ese desmadre que ocasionó en la calle de Allende piensa repetirlo en otras calles. Ya empezó en Díaz Mirón, frente a Los Berros, a poner obstáculos para los automovilistas; como si hiciera falta reducir el espacio para el tránsito vehicular en una ciudad tan caótica.
Lo indignante es que todavía lo presume. En un comunicado el ayuntamiento pregona: «Con esta acción se brinda más seguridad a los transeúntes, pues se reduce el área de circulación para los vehículos, lo que obliga a los conductores a disminuir la velocidad sin tener que poner topes u otros elementos». Lo dicho, urge que se vaya Hipólito, un sujeto que nunca debió salir del cubil anónimo donde rumiaba su ineptitud.
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