El gobierno de Veracruz, en su estulticia, anuncia el hallazgo del cadáver de Samara Arroyo, como si se tratara de una victoria, como si a la joven la hubieran rescatado viva, como si hubieran evitado el feminicidio. Pero no, Samara Arroyo fue asesinada y el gobierno de Veracruz nada pudo hacer al respecto. Pero la estulticia del gobernador Cuitláhuac García no se detiene ahí, avanza hacia lo absurdo, haciendo de su derrota una victoria para presumir:
“Queremos dejar un mensaje muy claro, aquel que agreda o atente contra la vida de una mujer, será una mujer quien lo investigue y lo ponga ante la justicia y también lo va a sentenciar un Poder Judicial que está dirigido por una mujer, basta de agredir a las mujeres, no va haber impunidad”. ¿Cómo le hacemos entender al gobernador que Veronica Hernández Giadáns no hizo nada por evitar la muerte de Samara? La fiscal espuria no es la que castigará al asesino, es la aplicación de la ley lo que determinará el castigo del feminicida.
Habría que recordarle al gobernador y a su fiscal espuria que, de acuerdo con reportes periodísticos, “la tasa de incidencia en Veracruz de este delito es superior al promedio nacional, ya que mientras en el país se cometen 1.32 feminicidios por cada 100 mil habitantes, en Veracruz esta cifra es de 1.80 casos”. Veracruz es el segundo estado con más feminicidios en el país.
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