Varios abogados le hicieron ver que se estaba violando la ley, entre ellos Francisco David Spinoso Jácome, el presidente de la Junta de Coordinación Política, siguió montado en su macho, y seguramente apoyado por el número dos del estado, creyó que podría salirse con la suya. Es cierto que la justicia tarda pero finalmente llega, por eso,después de 10 largos meses, finalmente Eduardo Carranza Barradas tuvo que agarrar sus chivas y dejar la presidencia a quien le corresponde.
Lo sucedido en Actopan nos deja una lección, nadie, ningún poder, y mucho menos ningún sujeto como Juan Javier Gómez Cazarín, puede estar por encima de la ley. Ojalá y que esta lección, sirva para evitar casos como estos, pero conociendo a los morenos, tenga por seguro que les vale un soberano cacahuate.