De su amigo Alfonso Romo el presidente dijo: «Ya no vamos a tener esa oficina, porque él (Alfonso Romo) me va seguir ayudando sin ser funcionario y vamos a aprovechar para ahorrar. No cobraba, la mayor parte de su equipo trabajaba de manera voluntaria, pero ya no hace falta esa oficina». Si esa oficina, la de Romo, ya no hace falta, es porque en realidad todo el poder se concentra en el propio presidente.
Eso de que se elimina la oficina que era de Romo para generar ahorros es un disparate, pues si la oficina tenía una finalidad y objetivo, debería permanecer a pesar de los ahorros. Por cierto, muchos empresarios e industriales señalan que Romo era un dique que contenía muchas de las ocurrencias de López Obrador.