Siguen inundados Tabasco, Chiapas y Veracruz

Inundaciones en Tabasco FOTO: WEB
- en Opinión
*Urge parar cambio climático y salvar al planeta
*Defensores del ambiente asesinados en México

Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / NO ES secreto que la deforestación, el cambio climático y los bosques están intrínsecamente relacionados, y que los árboles juegan un papel vital en la absorción de los gases de efecto invernadero, a tal grado que su pérdida es responsable de aproximadamente 20 por ciento de las emisiones mundiales de estos gases. Para los desconocedores, las plantas absorben dióxido de carbono de la atmósfera y liberan oxígeno mediante un proceso conocido como fotosíntesis. Cuando se eliminan de los bosques se deja de ejercer ese papel fundamental de absorción del CO2, aumentando la concentración de ese vapor en la atmósfera. Peor aun, la quema de madera devuelve a la atmósfera el carbono almacenado, lo cual incrementa aún más el problema, coadyuvando al cambio climático que hoy padece el mundo, y que es causa del incremento de tormentas tropicales o huracanes en los últimos años, ya que reconocidos oceanógrafos aseguran que el cambio climático y el aumento del número de ciclones están relacionados, aun cuando otros sostienen que no hay pruebas suficientes para confirmarlo. En lo que sí coinciden la mayoría de científicos es que esas tormentas son cada vez más violentas debido a la subida de la temperatura del mar y del aire, ya que durante su formación un huracán recoge agua del mar, que es transportada y más tarde cae en forma de lluvia. Cuanto más calor hace, más agua se evapora, lo que provoca lluvias torrenciales e inundaciones más graves que afectan a millones de personas en el mundo, y México no ha sido la excepción, sobre todo el sur del País, donde no es casual que este martes hayan sido desalojados por enésima ocasión a habitantes de algunas zonas de Tabasco a fin de resguardarlos ante el aumento en el nivel del río Usumacinta, que atraviesa los municipios de Tenosique, Balancán, Jonuta, Emiliano Zapata y Centla, mientras la Secretaría de Protección Civil de Chiapas hizo lo propio con familias de los municipios de Chilón y Maravilla Tenejapa a causa de la creciente de ríos que ocasionaron tormentas en los últimos días. Otras 450 familias de diversas demarcaciones se refugiaron en albergues, donde reciben ayuda humanitaria de particulares y autoridades estatales coordinadas con las secretarías de la Defensa Nacional y Marina, así como con la Guardia Nacional y ayuntamientos, y que decir de Los Tuxtlas, en Veracruz, en la comunidad de La Isletilla que se encuentra al margen del Río San Juan que amanecieron zonas habitadas con una altura de más de un metro debido al desbordamiento del afluente.

Y AUNQUE muchas personas –entre estas científicos serviles al régimen- no lo quieren aceptar, lo cierto es que México pierde cada año alrededor de 260 mil hectáreas debido al cambio de uso de suelo ilegal, tala clandestina, comercio ilegal de materias primas y productos forestales, lo que aunado a incendios, plagas y enfermedades forestales, así como las practicas inadecuadas de manejo forestal han provocado un caos en bosques y selvas, a las que no escapan las de Chiapas, Quintana Roo, Campeche, Tabasco y Veracruz, precisamente donde los efectos del temporal son cada vez más fuertes.

RECURRIMOS AL borrador del Programa Nacional Forestal 2020-2024 de la Comisión Nacional Forestal, y encontramos que las situaciones descritas son la principal causa directa de la degradación de los ecosistemas terrestres y de la perdida de la biodiversidad, a tal grado que la propia Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales estima que 23.51 por ciento de la superficie nacional presenta procesos físicos o químicos de degradación y 21.4 por ciento presenta erosión. Grave es el hecho de que las selvas y los bosques mesófilos tienen la menor superficie de vegetación primaria, y son los que presentan mayor degradación. De ellos, las selvas altas y medianas son las más afectadas, pues presentan el menor porcentaje de vegetación primaria.

NO ES secreto, que la degradación y perdida de cobertura forestal merman el patrimonio natural del país, disminuyen las oportunidades para generar alternativas de empleo e ingreso para los dueños y poseedores de los terrenos forestales en el medio rural, provocan una disminución de la capacidad para la producción agroalimentaria por la pérdida de suelo y agua, y de paso, una disminución en sus capacidades de adaptación y mitigación al cambio climático, poniendo en riesgo el bienestar social y económico de la población. Nos queda claro, por lo tanto, que si queremos rescatar el planeta o, por lo menos aminorar los efectos del cambio climático es necesario reforestar, pero no una campaña como la que realiza el Gobierno Federal, sino impulsado, incluso, huertos familiares, cercas vivas (esto es, que en lugar de horcones muertos se planten como delimitación de terrenos árboles frutales, de tal suerte que la sociedad siempre cuente con frutos de la temporada para mejorar su alimentación y, al mismo tiempo, coadyuvar a que este planeta no se lo cargue patas de catre, porque tal vez nosotros no lo veamos, pero lo resentirán nuestros nietos y la descendencia que viene).

Y ES que si bien los bosques cubren aproximadamente el 30 por ciento de la superficie terrestre y son fuentes y sumideros de dióxido de carbono -capaces de absorber 1 billón de toneladas de carbono evitando que este se libere a la atmósfera-, están siendo reducidos a un ritmo alarmante y esto parecería no importarle a muchos. Entendemos que la deforestación existe porque los árboles o el carbón vegetal derivado de ellos los utilizan aun millones de personas en este País como combustible, ya que a pesar de que poseemos petróleo y gas natural, este sigue siendo inaccesible a ellos por lo elevado de su costo. También se deforesta porque la superficie desmontada es común que se utilice como tierra de cultivo, pasto de ganado o simplemente para establecer viviendas humanas por la expansión de los núcleos urbanos, aunque, también por causas naturales como la formación de incendios, erupciones volcánicas, plagas o enfermedades de los propios árboles.

SIN EMBARGO, es la tala desproporcionada por parte del hombre la que ha afectado y está afectando gravemente al aumento del calentamiento global del planeta, pues gracias al proceso de respiración natural de los árboles se ayuda a mitigar y reducir la presencia de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Lo peor es que la lucha por la defensa del ambiente en México va a la baja, no porque a las personas no les interese, sino que, de acuerdo al más reciente Informe sobre la Situación de las Personas Defensoras de los Derechos Humanos Ambientales realizado por el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), de 2012 a 2019 se han registrado 83 asesinatos de defensores ambientales, y en lo que va de 2020 al menos 13 defensores han sido agredidos y algunos asesinados, lo que convierte a México en un país donde se violenta a las personas que defienden el medio ambiente. Así de simple. OPINA [email protected]

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