Según narra el periódico The Sun, Pony desde muy pequeña fue entrenada para tener relaciones sexuales y para hacerla más atractiva, su dueño la maquillaba y le ponía algunas joyas para que más visitantes vinieran. Por lo regular las personas que abusaban de ella eran campesinos de la zona.
Tras varios años de ser prostituida, alguien dio aviso a las autoridades y para rescatar a Pony tuvo que intervenir el ejército de Indonesia, pues su dueño se negaba a entregársela, ya que decía que era su única fuente de ingresos. Sin embargo, las autoridades entraron a la fuerza y gracias a la ayuda de 36 soldados, la orangutana fue rescatada y puesta a resguardo, donde luego de mucha ayuda psicológica Pony regresó a su hábitat natural.