El de Río Blanco sabía que ese acto estaba fuera de la legalidad, por lo que más adelante, cuando su mecenas lo hace secretario de Educación, se le podía ver con su amparo bajo el sobaco para que la justicia no lo detuviera. Ese es Zenyazen Escobar, el mismo que ahora que está del otro lado de la barra, ya no se acuerda de la ilegalidad en la que se condujo, un camino lleno de actos ilegales que finalmente lo colocó como secretario de Educación.
Hoy señala que no se le ha podido ayudar a varios maestros porque sus peticiones no se encuentran dentro del marco de la legalidad. Hoy que le toca el papel de cantinero del lado de la barra del Gobierno estatal, el señor ilegal se erige como un hombre muy respetuoso de la ley. ¡Cómo ven al hombre!