Al parecer, después de la nefasta administración de Hipólito Rodríguez, parece que son muchos los que creen que pueden hacer un mejor papel que el inepto alcalde actual; y es cierto, cualquiera. Es por ello que a partir de “ya”, a muchos que nunca han visto más que por su bolsillo, ahora les salió lo buena gente y se fueron a recorrer las colonias de la periferia de la ciudad; esas que les dijeron que existían, pero que nunca creyeron que existían.
Esas colonias donde no llegan los servicios de agua, luz y limpia pública; esas en donde habita la gente más pobre que por una despensa te entrega su credencial de elector. Porque lo mismo vale el voto de un pobre que de un rico, y los ricos son más difíciles de convencer. Por supuesto, son muy pocos los que tienen posibilidades reales, tan pocos que sobran dedos de la mano para contarlos.