Nativo de Macuspana, Tabasco, al entonces líder de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador le dolían las inundaciones que ocurrían en Tabasco. En noviembre de 2009 el periódico La Jornada informaba: «En los municipios de Cárdenas y Huimanguillo, Tabasco, las inundaciones hasta de 15 metros causadas por el desbordamiento de ríos y lagunas, aunadas a las tormentas y oleajes que siguieron al huracán Ida y el frente frío número 9, hicieron desaparecer dos poblados y mantienen incomunicados al menos 10 poblados».
Ante esa tragedia Andrés Manuel López Obrador, quien se había autoproclamado presidente legítimo, mandó mensajes en Twitter acusando a los gobiernos priistas del estado por la falta de obras hidráulicas en la región: Tabasco padece de nuevo de inundación por falta de obras hidráulicas y el PRI-gobierno hace tres semanas se gastó todo comprando votos.
Dos años antes, López Obrador acusaba que la corrupción era la causa principal de las inundaciones. Pero hace dos años que Adán Augusto López de Morena es gobernador de Tabasco, ya las cosas siguen igual, sino es que peor. ¿Ahora a qué gobierno le va a echar la culpa el presidente? Al suyo no. Ahora se da cuenta que es verdad lo que dice el dicho: «No es lo mismo ser borracho que cantinero».
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