El manotazo en la mesa lo tiene que dar el presidente, no hay de otra, se requiere que alguien que tenga la autoridad suficiente lo haga, para que Luisa María Alcalde cumpla con su trabajo. Por otro lado, a regañadientes y después del jalón de orejas que le dieron a Foncho Cepeda, éste ha reconocido que es necesario dejar pasar los vientos de la democracia dentro del SNTE. Y es que la presión aumenta cada día más, no es poca cosa que los maestros adheridos al Movimiento Nacional de Transformación Sindical hayan conseguido la firma de 138 diputados federales, exigiendo elecciones democráticas, donde se privilegie de manera pronta la elección y renovación del Comité Ejecutivo Nacional.
Por esa razón, no extraña que con la cara compungida y descompuesta, la sobrina de Juan Díaz de la Torre, Soralla Bañuelos, haya salido a decir y reconocer que el reglamento de elecciones de directivas seccionales, como ellos le llaman, ha sido debidamente acreditado por tres consejos nacionales. Es ahí, donde ellos están violando los propios estatutos del SNTE.
Algunos abogados conocedores de la materia han señalado que al haberse tomado nota de supuestos acuerdos tomados por un órgano inexistente, como es el supuesto Consejo Nacional Extraordinario del SNTE, está claro que las resoluciones en las que se efectuaron esas tomas de nota resultan ilegales y por lo tanto violatorias de los derechos humanos fundamentales, puesto que resulta evidente que cualquier resolución adoptada por un órgano inexistente, no se apega a lo establecido en la norma estatutaria que rige al sindicato. Por lo tanto, dicho reglamento no sirve ni como papel higiénico. Así que, sería bueno que el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje vaya tomando nota de ello.
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