Su modus operandi era ofrecer estupefacientes y alcohol a sus empleados, para luego grabarlos y tomarles fotos realizando actos sexuales. Posteriormente vendía el material pornográfico en redes sociales. Si los menores se rehusaban, Mauricio Eduardo los amenazaba con contar lo que sucedía a sus padres.
Mauricio fue descubierto cuando publicó el material pornográfico de una víctima de 16 años. La policía cibernética detectó dicho video y realizó una investigación. Dos menores que trabajaban en el autolavado declararon todo lo que Mauricio los obligaba hacer cuando estaban drogados.
