Al descubrir lo que su pequeño hijo había hecho, la mujer no supo si reír o llorar, descubrió al infante rasurado, no de una, sino las dos cejas. Si bien el hecho causa gracia, lo que realizó su madre genera verdaderas carcajadas pues, al verlo sin cejas, se le ocurrió pintarlo con su lápiz de maquillaje y le recreó un diseño.
Sin embargo, como no era muy buena diseñadora, le fallaron algunas cosas como la simetría entre ambas, pues una estaba más larga que la otra y sumado a esto, le faltó colocarle más color pues el niño parecía que se había pintado las cejas de Irma Serrano, mejor conocida como la Tigresa. La madre pensó que al día siguiente, en la fotografía, su pequeño travieso pasaría desapercibido pero para su mala fortuna fue que todo mundo le preguntaba qué le había ocurrido.