«Misión cumplida», como si esas fueran las palabras del caballero andante que saliera a desfacer entuertos, a proteger viudas y a socorrer huérfanos; como si llegara de defender a la “Dulcinea” que gobierna Veracruz. Lo que hizo Cazarín, Éric Cisneros y Cuitláhuac García es un acto pleno de represión e ilegalidad. Dos poderes, el Ejecutivo y el Legislativo contra el Judicial; un verdadero golpe de Estado que debería ser llamado como es, que debería ser repudiado por el daño que se le está causando a la democracia en el estado.
No se dan cuenta esos periodistas de ese daño porque las dos monedas que les pusieron en los ojos, como el barquero a los muertos que conduce por el río Estigia, no les permiten ver. Les matan el oficio de periodistas y los convierten en apologistas y ellos ni cuenta se dan. Pobres, da lástima hasta ver como sacian su hambre legítima, con dinero ilegítimo.
