Primero apostó por Yeidckol Polevnsky, quien fue rechazada por los propios militantes de primera línea de Morena. Después, como marinero sin brújula, fijó sus ojos en Porfirio Muñoz Ledo; ahora que las encuestas dan como favorito ganador a Mario Delgado, el despistado y saltimbanqui diputado jura lealtad al proyecto del nuevo presidente de Morena. Desgraciadamente para Veracruz esta fauna de aprendices de políticos está llevando al estado a un estado de ingobernabilidad donde prevalece la ley del segundo a bordo.
Donde el gobernador Cuitláhuac García Jiménez ha sido rebasado y ha venido a interpretar el papel de un jarrón decorativo a la perfección. Pero el que en estos momentos se lleva las palmas es Juan Javier Gómez Cazarín, un saltimbanqui convenenciero quien, primero se pegó a Polevnsky, luego con Muñoz Ledo, pero como perdieron, ahora jura lealtad a Mario Delgado.