Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / ERAN VARIOS los objetivos del viaje de la señora Beatriz Gutiérrez Müller a Europa, entre otros conseguir códices, piezas y objetos arqueológicos e históricos de México que serían exhibidos el próximo año con motivo del Bicentenario de la consumación de la Independencia pero, además, obtener el perdón del Papa Francisco y de los Reyes de España por la Conquista y la violencia con que fue introducida la evangelización al país. Y qué bueno que eso suceda, pero hasta ahora –en aras de la transparencia- no se ha dicho en calidad de qué fue la historiadora al viejo mundo, quién pagó su viaje y estancia por aquellos rumbos, cuánto costó y, lo mejor, cuáles son los logros obtenidos, porque por lo visto el Papa Francisco tácitamente echó en un cajón de su escritorio la misiva que le envió el presidente Andrés Manuel López Obrador por conducto de su esposa, mientras que el Penacho de Moctezuma exhibido en el Museo de Viena, en Austria, definitivamente no será cedido, pues de acuerdo al curador de las Colecciones de América del Norte y Central de la institución, Gerard Van Bussel, “el penacho es demasiado frágil” y debido a que el material del que está hecho es principalmente orgánico, todo tipo de vibración “en el aire o carretera lo destruiría”. Pero además, en franco reto dijo que le “gustaría conocer primero a la persona dispuesta a asumir esa responsabilidad de cuidarlo”. De hecho el presidente federal austríaco, Alexander van der Bellen le dio una sobadita a los mexicanos para que dejen de estar chinchando con lo mismo, y en ese tenor firmó un acuerdo de cooperación para que los mexicanos conozcan el acervo digitalizado de la Biblioteca Nacional de ese país, en pocas palabras: sí, pero por internet. Y es que la Biblioteca Nacional de Austria posee un gran acervo sobre México como el Códice Viena que tampoco será cedido. Si acaso nos dejarán que vía remota todos los mexicanos –o aquellos que tengan internet- conozcan el acervo digitalizado de esa histórica e importantísima biblioteca europea.
POR ELLO insistimos: ¿realmente valió la pena el viaje de la señora Gutiérrez Müller, esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador a Europa? ¿Los resultados obtenidos devengan lo invertido en el viaje que deben haber sido varios millones? Porque eso de que costeó su boleto de avión con dinero personal aunque, por supuesto, no fue sola sino con auxiliares, es un cuento muy verde que solo creen los fanatizados seguidores de AMLO, y acaso por ello el Senado o la Cámara Federal de Diputados deban cuestionar el origen de los recursos que usó para moverse y si estos son afines con los resultados obtenidos, además de preguntar, en calidad de qué fue en representación de los mexicanos, cuando estos no votaron por ella sino por Andrés Manuel López Obrador, y aunque éste dice que fue en su representación, lo cierto es que para ello cuenta con personal de la Secretaría de Relaciones Exteriores o de las embajadas, y aunque lo hizo en aviones comerciales y no en el presidencial, también genera gastos en un momento cuando AMLO dice que se debe ahorrar, y en aras de lo anterior desaparece los fideicomisos para agenciarse más de 68 mil millones de pesos.
EL PROPIO López Obrador escribió en Twitter que él le hizo la recomendación de que insistiera en conseguir el Penacho de Moctezuma, “aunque se trata de una misión casi imposible, dado que se lo han apropiado por completo, al extremo de que ni a Maximiliano de Habsburgo se lo prestaron cuando nos invadieron e impusieron al llamado Segundo Imperio Mexicano”, habría dicho el mandatario mexicano, (ignorando acaso que no se lo apropiaron sino que fue un regalo que Hernán Cortés hizo, en conjunto con otras 158 piezas a su rey, Carlos I). Además, se trata de una pieza muy delicada que, por supuesto, no podría venir en el maletero del avión en el que regresaría su esposa a México. Por lo demás, fue el propio AMLO quien dijo que su esposa se encuentra en su representación ante gobernantes y jefes de Estado de Europa a fin de conseguir códices, piezas arqueológicas y objetos históricos de México, mismos que serán exhibidos en 2021, cuando el país celebre sus 200 años como nación independiente pero, insistimos: ¿el presidente puede enviar en su representación a quien le venga en gana, sobre todo cuando la señora renunció al título de Primera Dama?. Gutiérrez Müeller ha tenido actividades en París, Francia, primer punto de su gira, donde se reunió con Brigitte Macron, primera dama de Francia. Ahí fue testigo de la firma de una Carta de Intención entre el Gobierno de México y la Biblioteca Nacional de Francia, la cual busca facilitar acceso al patrimonio histórico de ambas naciones, de manera digital. Además, participó en París en la inauguración de una exposición sobre los Olmecas y otras culturas mesoamericanas. También en la ciudad de Roma con el Jefe de Estado de la República Italiana, Sergio Mattarella, con el objetivo de entregarle al mandatario italiano una carta de López Obrador. En ella se solicitó en nombre del Estado Mexicano que el Gobierno Italiano preste “dos tesoros culturales mexicanos y de la humanidad”: el Codex Fiorentino, el cual se encuentra en la biblioteca Medicea Laurenziana (Florencia); y el Codex Cospi o Bologna, que está en la Universidad de Bolonia, en la ciudad del mismo nombre. La también presidenta de la Coordinación Nacional de Memoria y Cultura de México dice que le mostraron el expediente de María Montessori, una de las más grandes educadoras del siglo XX. Como tercer punto de la gira visitó al Papa Francisco en el Vaticano, en el que lo conmina que “tanto la Iglesia Católica, la Monarquía Española y el Estado Mexicano deben ofrecer una disculpa pública a los pueblos originarios que padecieron de las más oprobiosas atrocidades para saquear sus bienes y tierras y someterlos, desde la Conquista de 1521 hasta el pasado reciente”, esto muy a pesar de que el Vaticano ha expuesto anteriormente que esta situación ya la reconocieron otros antecesores de Francisco, como Juan Pablo II, quien en octubre de 1992 pidió perdón a las poblaciones americanas por las “injusticias” cometidas contra sus antepasados.
TOMANDO EN cuenta todo lo anterior, bien podría decirse que la gira internacional de la señora Beatriz Gutiérrez al viejo mundo fue un fracaso en resultado, aunque un triunfo ya que se dio el lujo de codearse con la realeza a la que su esposo desprecia, y aun se dio tiempo para conocer las fastuosas ciudades pasando desapercibida, y guiada con personas de las respectivas embajadas. Un viajecito de esa naturaleza no se lo dio ni Michel Obama, la esposa del expresidente estadounidense Barack Obama, y lo bailado nadie se lo quita. Pobre pueblo fanatizado que soñaba tomarse selfies con el Penacho de Moctezuma. Así las cosas. OPINA carjesus30@hotmail.com