Salinas Pliego puede mostrarse lo más miserable que pueda y el presidente no se referirá a él para nada. Es más, prefiere dejar que sus apoyos de Bienestar los maneje su banco. Salinas Pliego, ante esa comodidad y complacencia ha sacado esa parte miserable que tiene; sus declaraciones dejan testimonio de ello. «La vida no puede detenerse. Hay que salir a luchar para detener esta tempestad económica», decía cuando le pidieron cerrar sus tiendas Elektra; «nos han metido a todos el miedo a morir por el Covid-19… Este virus existe sin duda, pero no es de alta letalidad».
Sus trabajadores se sienten explotados, pero apenas lo dicen son acosados hasta el despido. Cuando murió uno de sus trabajadores por no permitirle hacer “home office” le echó los perros rabiosos a sus críticos. Ahora, a Salinas Pliego le dio Covid, y muy cómodo dice, «nos tiene que dar a todos». Claro, pero no todos tendrán como él, a médicos especialistas del Hospital Los Ángeles pendientes de su salud.